'Buscando a Syd'... El reto ha sido buscar lo poético en lo profano y lo eterno en lo breve, siendo lo breve una columna medio extraviada en la penúltima, y quien llega a la penúltima, ya se sabe, llega allí con las manos sucias, luego de haber manoseado el diario entero, neurótico de actualidad y maldiciendo. El escritor de penúltimas sabe que una vez cerrado el periódico, jamás será abierto de nuevo, y por eso se juega el todo por el todo. Sirva, pues, cada uno de estos textos como prefacio al olvido… Es lo que soy... Un escritor de relámpagos… Maurice Echeverría







El orden de la vida (2)


Agradezco a quienes me dieron esta oportunidad periodística, así como agradezco a todos los que a lo largo de los años se ocuparon de hacer la columna posible –editores, correctores, etcétera. Y por supuesto, a los lectores, a quienes rindo aquí una ofrenda exaltada (flores, sahumerios, cereales sagrados). Y ahora nos vamos. Not with a bang but with a whimper.
           
Si juntásemos todas estas columnas –unas setecientas, calculo, al vuelo– obtendríamos un volumen gordo, un dolmen, con algunos, yo creo, momentos especiales. Es el resultado de tanto buscar a Syd, a quien ya no seguiremos buscando... Acaso nunca existió, como nunca existieron los gigantes de Quijano. O a lo mejor está sentado a mi lado, mientras voy poniéndole punto final a esta cosa.
           
Por cierto que están, no todas, pero casi todas las columnas recopiladas en un blog, cuya dirección es buscandoasyd.blogspot.com. Si algo inteligente hice fue subirlas allí mes a mes. Podría escribir un libro sobre Buscando a Syd, pero la verdad es que Buscando a Syd es un libro que se ha escrito solo.
           
Se cierra este espacio, esta puerta, y eso permitirá que se abran, para mí, para otros, otros espacios, otras puertas. Tal es orden de la vida… Por demás he estado colgando mucha opinión espontánea en mi página de facebook, si a alguno interesa…
           
En lo personal siento que Buscando a Syd termina en el momento apropiado. Estamos, colectivamente, en una encrucijada, en un cruce de caminos. La invitación es a no perder la integridad. Entendamos que para tocar el blues como un demonio no tenemos que venderle el alma al diablo.
           
En fin. Es hora.


(Buscando a Syd publicada el 30 de julio de 2015 en El Periódico.)

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Cuando hables de Malacates, también deberías meter al saco a tu mujer, porque ambos sabemos que canta purisisima mierda.

MAURICE ECHEVERRÍA dijo...

Lo dice, quién más, Anónimo.

Mi foto
Maurice Echeverría (1976) nació en la ciudad de Guatemala. Ha publicado el libro de cuentos "Sala de espera" (Magna Terra, Guatemala, 2001) y "Por lo menos" (Santillana, Punto de Lectura, Guatemala, 2013). Los libros de poesía "Encierro y divagación en tres espacios y un anexo" (Editorial X, 2001) y "Los falsos millonarios" (Catafixia, 2010). Ha publicado la nouvelle "Labios" (Magna Terra, Guatemala, 2003), así como la novela "Diccionario Esotérico" (Norma, Guatemala, 2006). Maurice Echeverría ha colaborado en medios locales como Siglo XXI, El Periódico o Plaza Pública. Algunos de sus textos periodísticos son encontrables en el blog "Las páginas vulgares" (http://www.laspaginasvulgares.blogspot.com/). Como columnista, trabajó activamente para el diario El Quetzalteco, por medio de su columna "La Cueva" (reseñas de cine) y su columna editorial "Los Tarados". Desde el 2002 mantiene su columna "Buscando a Syd", en el diario El Periódico.
 
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