'Buscando a Syd'... El reto ha sido buscar lo poético en lo profano y lo eterno en lo breve, siendo lo breve una columna medio extraviada en la penúltima, y quien llega a la penúltima, ya se sabe, llega allí con las manos sucias, luego de haber manoseado el diario entero, neurótico de actualidad y maldiciendo. El escritor de penúltimas sabe que una vez cerrado el periódico, jamás será abierto de nuevo, y por eso se juega el todo por el todo. Sirva, pues, cada uno de estos textos como prefacio al olvido… Es lo que soy... Un escritor de relámpagos… Maurice Echeverría







El orden de la vida (1)

Mi pasión por la opinión me ha llevado a tener unas seis columnas ya, en diversos medios. Es un pathos mío. De todos estos proyectos el más longevo ha sido Buscando a Syd, una colaboración que empezó hace casi quince años. Nunca he tenido trabajo más estable.
           
He amado esta mi columna, que se estableció sarnosa, cafre y pendencieramente en las páginas finales del presente diario, en donde tuvo buena compañía. He amado esta mi columna, sí, aunque alguna vez pensé en dejarla. Y qué bueno que no lo hice.

Esto va a sonar estúpido, narcisista y barato, pero antes que todo el mundo fuera columnista a través de su maldita página de facebook, blog o lo que fuere, yo tuve mi propio espacio de opinión, y fue de veras mío.
           
Y fue de veras mío porque me lo apropié bestialmente.
           
La intención fue apartarse del tono excesivamente editorializante, de la actitud del opinador experto, cosa que no soy. Mi rol es no serlo, y desde allí hablar. Preferí a la analistocracia de turno la imaginación verbal, la intimidad creativa, e incluso en mis piezas más predicadoras hubo siempre cierta propensión autoral, lírica, oblicua. Siempre consideré a Buscando a Syd un proyecto literario de naturaleza.
           
Tener una columna propia es cosa importante para un escritor. Con todo, al principio situaba a Buscando a Syd en un lugar secundario respecto al resto de mi trabajo todo. Con los años me di cuenta que ha sido central en mi escritura y en el cuerpo de mi obra, si puedo hablar en esos términos.
           
Tener una columna hebdomadaria tantos años refina prosa y discriminación como ninguna cosa. Hoy releo mis primeras columnas con ternura y suficiente vergüenza. Pero pienso que conseguí, con el tiempo, mejorar mi estilo columnístico.
           
A muchos este estilo no les ha gustado. No me es oculto que hay gentes que detestan mis colaboraciones. Las apostrofan derogatoriamente, como si fueran peces abisales, complicados y monstruosos. Y lo son.
           
Aunque multitud de veces también dimos mensajes simples, inocentes y directos, porque a estas alturas uno escribe en cualquier modo o forma que le salga de los huevos. Como sea, ante las cribas se va adquiriendo un cuero especial, como de saurio.


(Buscando a Syd publicada el 23 de julio de 2015.)         

No hay comentarios:

Mi foto
Maurice Echeverría (1976) nació en la ciudad de Guatemala. Ha publicado el libro de cuentos "Sala de espera" (Magna Terra, Guatemala, 2001) y "Por lo menos" (Santillana, Punto de Lectura, Guatemala, 2013). Los libros de poesía "Encierro y divagación en tres espacios y un anexo" (Editorial X, 2001) y "Los falsos millonarios" (Catafixia, 2010). Ha publicado la nouvelle "Labios" (Magna Terra, Guatemala, 2003), así como la novela "Diccionario Esotérico" (Norma, Guatemala, 2006). Maurice Echeverría ha colaborado en medios locales como Siglo XXI, El Periódico o Plaza Pública. Algunos de sus textos periodísticos son encontrables en el blog "Las páginas vulgares" (http://www.laspaginasvulgares.blogspot.com/). Como columnista, trabajó activamente para el diario El Quetzalteco, por medio de su columna "La Cueva" (reseñas de cine) y su columna editorial "Los Tarados". Desde el 2002 mantiene su columna "Buscando a Syd", en el diario El Periódico.
 
Creative Commons License
Buscando a Syd by Maurice Echeverría is licensed under a Creative Commons Attribution-Noncommercial-No Derivative Works 3.0 Guatemala License.