'Buscando a Syd'... El reto ha sido buscar lo poético en lo profano y lo eterno en lo breve, siendo lo breve una columna medio extraviada en la penúltima, y quien llega a la penúltima, ya se sabe, llega allí con las manos sucias, luego de haber manoseado el diario entero, neurótico de actualidad y maldiciendo. El escritor de penúltimas sabe que una vez cerrado el periódico, jamás será abierto de nuevo, y por eso se juega el todo por el todo. Sirva, pues, cada uno de estos textos como prefacio al olvido… Es lo que soy... Un escritor de relámpagos… Maurice Echeverría







Página

1. La vida es extraña: es que nada realmente termina, todo realmente empieza.
           
Hace unos meses ponía punto final a Buscando a Syd, convencido que era un proyecto clausurado, que todas sus frases hexagonales expiraban para siempre.
           
Así que escribí, a modo de adiós, las sentidas y solemnes y tutelares palabras del caso; y los amigos levantaron la dulcetriste copa; y los detractores se regocijaron de mi irrevocable final, como les corresponde, a esos malditos.


2. Salvo que ahora resulta que me llaman nuevamente, que vuelvo a El Periódico, que regresa Syd. Agradecemos a los Dioses del Financiamiento –o los Dioses que haya qué agradecer– el auspicioso concurso de circunstancias que nos permitió volver a la Penúltima.
           
La verdad estoy contento de reiniciar mi antigua columna de opinión, porque de plano la extrañaba. Verán, hay ciertas cosas que sencillamente no se pueden decir en un post de Facebook.
           
Extrañaba mi columna como se extraña una noble espada o una sucia amante.
           
Siempre seguiremos con aquel pasto de tópicos que nos caracterizaba (a Buscando a Syd nada le es ajeno, carece de límite de tono o tema, es una omnicolumna).
           
Esto es así: nada nunca termina. No hace falta meterse a un agujero de gusano para darse cuenta que el futuro, con todas sus innovaciones, reitera situaciones, rostros fijos del pasado.
           
Que los políticos de ahora, por ejemplo, son reprográficamente iguales a los de antes es algo que ya todos sabemos. Es como un ácido que se nos repite en el esófago.
           
Lo dijera el filósofo: y esa araña que se arrastra con lentitud a la luz de la luna, etc.

             
3. Y sin embargo, no podemos negar la cualidad de veras empezante de la vida.
           
Eppur si muove.
           
Aunque en rigor solo me fui de El Periódico unos meses, mucho ha pasado, en mi interior y colectivamente. Una translación se ha dado, una especie de pasaje, una tonsuración.
           
Y acaso es por lo mismo que vengo con la sangre caliente, enloquecida, cargada de electricidad. Por tanto labraremos nuevos surcos; romperemos otras dentaduras.
           
Hay que estar sobres. Téngase en cuenta que nuevos escenarios nacionales, más bien sombríos, se avecinan, y se requiere de todos los hombres disponibles para defender el castillo: el castillo de la mínima decencia, el de la máxima creatividad.
           
Por fortuna, en esta secuela excitante de Buscando a Syd volvemos, no con una, sino con dos columnas y 1500 caracteres más.
           
Se ve que el guionista nos ha añadido súperpoderes.


4. Son las 6.05 de un viernes cualquiera y el tráfico abruma allá afuera mientras acá adentro termino de escribir esta columna, que es la primera y la siguiente. Nada realmente termina, todo realmente empieza. Esta página se escribe y se borra al mismo tiempo. Es como un sueño insinuado en donde todas las formas, rostros, nombres, son de veras inéditos, pero que siendo tan frescos y brotantes, a la vez guardan una atmósfera o fragancia antigua, sempiterna, para siempre reconocible, como en un texto de Nerval.
           
Ya saben: uno de esos sueños en donde todo es igual, y sin embargo todo es distinto.



(Buscando a Syd publicada el 12 de noviembre de 2015.)

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Mi foto
Maurice Echeverría (1976) nació en la ciudad de Guatemala. Ha publicado el libro de cuentos "Sala de espera" (Magna Terra, Guatemala, 2001) y "Por lo menos" (Santillana, Punto de Lectura, Guatemala, 2013). Los libros de poesía "Encierro y divagación en tres espacios y un anexo" (Editorial X, 2001) y "Los falsos millonarios" (Catafixia, 2010). Ha publicado la nouvelle "Labios" (Magna Terra, Guatemala, 2003), así como la novela "Diccionario Esotérico" (Norma, Guatemala, 2006). Maurice Echeverría ha colaborado en medios locales como Siglo XXI, El Periódico o Plaza Pública. Algunos de sus textos periodísticos son encontrables en el blog "Las páginas vulgares" (http://www.laspaginasvulgares.blogspot.com/). Como columnista, trabajó activamente para el diario El Quetzalteco, por medio de su columna "La Cueva" (reseñas de cine) y su columna editorial "Los Tarados". Desde el 2002 mantiene su columna "Buscando a Syd", en el diario El Periódico.
 
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