Moscas
Moscas.– Formaremos una banda. Y será una llamada a las armas. En este pueblo tosco todo es gris y pixelado. Las moscas quieren meterse en nuestras bocas cosidas. Pero queda siempre la posibilidad de descoserse la boca. Y espantar las moscas con nuestras canciones de fuego. Y de transmutar a los hijos de los explotados. A todos esos tantos que nacieron sin mañana.
Posesión.– No te queremos asustar, pero hemos detectado que un ente hegemoniza tu fluido biopsíquico, o dicho de otra manera: amigo, estás poseído. Eso explicaría por qué ibas ayer por la calle tan contento matando a mucha gente. No te queremos asustar, pero la entidad colonizanteno es una entidad menor, sino del último orden. Ahora estás en remisión, pero ingresarás otra vez a la modalidad cooptada, y muy pronto empezarás a vomitar nuevamente la substancia tan negra. Hacemos un llamado para que no pierdas sin embargo toda esperanza. Haremos lo que esté en nuestras manos para deshabitar el ángel oscuro, con la ventaja nada desdeñablede que ya lo hemos identificado. Considéralo un momento épico en tu vida tarada y mediocre.
Otra Cosa.– Primero fue el hilillo de sangre en la nariz, en el ascensor.Hacia el mediodía empecé a regurgitar incontrolablemente. A lo cual siguió una antología de síntomas muy extraños. Por ejemplo la uña: se me cayó una uña, luego otra más. Lo peor fueron esas formas moviéndose debajo de la piel. Como no parecían quedarse quietas, decidí extraérmelascon un cuchillo. Lamento decir que no funcionó del todo. Es muy obvio que me estoy transformando en Otra Cosa. No me inquieta: ¿puedo ser más horrible de lo que Ya Soy?
El cuarto de los ojos.– Has entrado al cuarto de los ojos. Y son millones y millones de ojos. Y lo único que hacen es mirarte. Y sientes una densa, una amarilla, una abrumadora vergüenza.Por esas cosas que nunca confesaste. Pronto buscarás una viga y una soga.
La venganza.– Que fuiste engañada, dices, amiga. Que te tendieron una trampa, aseguras. Y dices bien. Y aseguras correctamente. Lo sé porque fui yo el responsable de tu desgracia, el que te trajo, paso a paso, hasta este oscuro desenlace. Incluso el giro más insignificante, más pálido, dentro de esta trama fatídica, se cocinó durante muchas horas,en este cerebro mío, tan críptico y tan metódico.Fueron innumerables detalles, lenta, milimétricamente diseñados, conjuntados para que tu vida toda cayera a pedazos. Y tu vida toda a pedazos cayó. Y por fin supiste lo que era la desesperación. Y ahora estás aquí, implorando de rodillas. Lo cual es inútil. Lo cuál es muy inútil. Este Dios es un Dios antiguo, y no ofrece compasión.
El mánico.– No tomaré esas pastillas. ¿Qué saben ustedes, graduales, de este fuego súbito? No estoy enfermo. Ángeles vigorosos me susurran, al oído, el diagrama infinito, la última configuración. ¡Yo vivo en una ópera cósmica! ¡Ustedes mueren en su insignificante rutina!
(Buscando a Syd publicada el 26 de abril de 2018 en El Periódico.)
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