El cuarto
El cuarto.– Es un cuarto colmado de infinitos cuartos.De todos ellos sales tú al mismo tiempo.En todos yo me quedo.
La excesiva noche del mar.– El faro está ahí para arrojar luzsobre la excesiva noche del mar.Y agreguemos que esta nocheno es más que la densa sustancia de mentiras que nosotros, los deformados, hemos venido tejiendo por siglos. De felicidad, de progreso, hemos disfrazado tantos crímenes, tantas ubres arrancadas. La luz del faro está temblando.
Viento y miedo.– Te llamé demente.Te llamé irracional. Hubo esa clase de soberbia. Cuántas veces no apostillé tus historiascon un deshonroso desprecio escéptico. Másel demente he sido yo, y mi locura ha consistido en no ver lo que sin embargo estaba siendo visto. Ese algo o ese alguien que conoce todas mis indecisionesy advierte uno a uno mis descensos y temores. En la plúmbea noche me transfiere con su grito hacia las regiones más heladas. No: no volveré a burlarme de ti o de tus extraños reportes. Viento y miedo son una misma cosa.
Un hombre es dos hombres.– Soy un hombre anciano, y me pueden llamar iracundo. A la manera de los que no tienen por qué vivir, digo cosas que lastiman. Y sin embargo digo cosas piadosas, a la vez. Si todo fuera tan fácil, si pudiéramos partir a las personas, apartar lo bueno de lo pésimo… Pero al decir que un hombre es dos hombrestambién digo que dos hombres son uno mismo. Y que uno mismo es un hombre anciano.
Los Junkies–Reyes.– ¿Cómo terminamos en este lugar, en este cementerio blanco?La ciudad es es como un gran tórax que se pudre. Pipa, encendedor, vacío, pipa, encendedor, vacío… ¿Recuerdas lo bellos que éramos, recuerdas, antes del desierto?Éramos los Junkies–Reyes, cantábamos entre mirlos de ceniza. Las bestias venían a lamer nuestras manos. ¿Por qué tiemblas, por qué echas espuma por la boca?
Estás loco si crees que podrás salir de esta casa.–De esta casa nadie verificadamente ha salido nunca:habitantes más inteligentes que tú ya lo intentaron, por todos lo medios, y he aquí que fueron tragados por sus muros cancerosos, muros que cada noche se centuplican y se agrandan y son como megalitos oscuros, pasillos incoherentes por donde oscuras tribus de bestias circulan,buscando la sangre de sinceros incautos como tú. Estás loco si crees que podrás salir de esta casa.
Perdido.–He ido demasiado lejos. Pronto mi cuerpo offline se deshidratará, entrará en convulsiones. Quedaré atrapado en esta bruma, en este sueño virtual.
Road movie.– Manejen, manejen furiosamente por las carreteras. Cada cierto tiempo detengan el carro y miren el petróleo rojo y agrio salir de la tierra sublunar. Entren a una cantina y coman grillos secos. No tienen por qué unirse a la orden de los cenobitas. Simplemente sigan manejando. Y tengan un poco de maldito respeto por los mausoleos, por muy humildes o ridículos que sean. Ustedes podrán ser libres pero eso no quiere decir que tengan que ser irrespetuosos. Respeten los mausoleos, respeten el karma, respeten la carretera y respeten las ovejas que ahí mueren.
(Buscando a Syd publicada el 10 de mayo de 2018 en El Periódico.)
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