'Buscando a Syd'... El reto ha sido buscar lo poético en lo profano y lo eterno en lo breve, siendo lo breve una columna medio extraviada en la penúltima, y quien llega a la penúltima, ya se sabe, llega allí con las manos sucias, luego de haber manoseado el diario entero, neurótico de actualidad y maldiciendo. El escritor de penúltimas sabe que una vez cerrado el periódico, jamás será abierto de nuevo, y por eso se juega el todo por el todo. Sirva, pues, cada uno de estos textos como prefacio al olvido… Es lo que soy... Un escritor de relámpagos… Maurice Echeverría







Selfie

«Le Sang d´un Poète», de Cocteau

Selfie.– Pretende, como siempre lo haces, que tu años, los encalados, no vienen a menos. Miente sobre lo mucho que te gusta abrazar a tu perro. Aparenta que el atardecer te provoca aún un asombro. Y convéncete que viajando se te quitará la tristeza. Que tus amigas te quieren, y que tú las quieres a ellas. Finge (nuevamente) que conocerás al Sacerdote de tus sueños. Que los naipes guardan para ti una verdad singular. Simula que tu cara no está cortada, que tus párpados no están tatuados con el sino del tedio. Sigue repitiendo tan vieja mentira: que todavía le quedan capítulos excitantes a esa chirajo desesperado que llamas vida... Luego tómate una selfie.

Has llegado a casa.– La fiesta hace rato que perdió brillo y emana incontables signos de decadencia, pero te resistes a salir de ella, porque no estás listo para regresar a casa, así que deambulas entre penumbras, en los pasillos, llevando una rosa de asco en la mano, y los seres son como islas de risa y maldad, y sientes que algo muy malo te va a pasar, si no escapas pronto de ahí, así que tomas un Uber, y como otras veces el conductor intenta iniciar una conversación contigo, que encalla inevitablemente en puerilidades, y termina en completa retracción, lo cual es entendible, sobre todo a estas horas, cuando todavía no es de día, aunque muy pronto lo será, y te gustaría que nunca lo fuera, porque las luces de los semáforos se reflejan en las calles tan mojadas y la verdad te gustaría continuar en este vehículo, manejado por un completo extraño, circulando por avenidas desertadas, te gustaría nunca llegar a casa, pero no llegar no es factible, el carro se detiene delante de tu puerta, que abres, luego de buscar por un rato la llave, la correcta, y al presionar el interruptor de luz, tu pequeña sala emerge, eminentemente vacía, tu mirada navega el espacio, que es tuyo, pero anónimo, y sobre una bandeja hay restos de comida, que aún no estás preparado para tirar.

Las estatuas.– Las estatuas callan a coro, alargando la luz abandonada. Son, más que estatuas, preguntas, preguntas que siguen o se quiebran. Descubrí muy tarde en la vida las estatuas. Hoy quiero verlas hasta que ellas me vean a mí.

Pastillas.– Cierto tipo de pastillas me dan calma. Pequeños jardines en donde un rey mata a su esposa histérica con un cetro. Me oigo llorar, pero no siento nada. Son quinientas horas de paz. Consideren que he vuelto a cenar con los demás. Afirmo que sus miradas ya no tienen efecto. Cierto que los relojes se borran un poco. Los marcos de las puertas. No tiene importancia. Es química. Es gelatina. Oso no sentir.

Quema tu aldea.– No dejes un rincón de tu aldea sin arder. Húndela en la extensa tiniebla del fuego. Mírala hacerse humo y alimentar el cielo. El polen de la ceniza cubrirá los caminos. Quema a tus hermanos y sus animales. ¿Qué hicieron ellos por ti, alguna vez? Que griten, que griten sus alas egoístas. Que sus gritos se arrastren sobre lo negro. Al modo de un Dios, quema este lugar, que no te perdonó que fueras tú mismo.


(Buscando a Syd publicada el 8 de febrero de 2018 en El Periódico.)

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Mi foto
Maurice Echeverría (1976) nació en la ciudad de Guatemala. Ha publicado el libro de cuentos "Sala de espera" (Magna Terra, Guatemala, 2001) y "Por lo menos" (Santillana, Punto de Lectura, Guatemala, 2013). Los libros de poesía "Encierro y divagación en tres espacios y un anexo" (Editorial X, 2001) y "Los falsos millonarios" (Catafixia, 2010). Ha publicado la nouvelle "Labios" (Magna Terra, Guatemala, 2003), así como la novela "Diccionario Esotérico" (Norma, Guatemala, 2006). Maurice Echeverría ha colaborado en medios locales como Siglo XXI, El Periódico o Plaza Pública. Algunos de sus textos periodísticos son encontrables en el blog "Las páginas vulgares" (http://www.laspaginasvulgares.blogspot.com/). Como columnista, trabajó activamente para el diario El Quetzalteco, por medio de su columna "La Cueva" (reseñas de cine) y su columna editorial "Los Tarados". Desde el 2002 mantiene su columna "Buscando a Syd", en el diario El Periódico.
 
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