'Buscando a Syd'... El reto ha sido buscar lo poético en lo profano y lo eterno en lo breve, siendo lo breve una columna medio extraviada en la penúltima, y quien llega a la penúltima, ya se sabe, llega allí con las manos sucias, luego de haber manoseado el diario entero, neurótico de actualidad y maldiciendo. El escritor de penúltimas sabe que una vez cerrado el periódico, jamás será abierto de nuevo, y por eso se juega el todo por el todo. Sirva, pues, cada uno de estos textos como prefacio al olvido… Es lo que soy... Un escritor de relámpagos… Maurice Echeverría







Estamos cayendo

Allá en los desiertos.– Allá en los desiertos hay hombres rudos, rudos de tedio, pensando en los pasos que algún día los sacarán del desierto, y los llevarán más allá del furor del polvo. Son pasos que no existen, por supuesto, y si existen serán pronto calcinados por el sol, cuya sola poesía es la sed. No existen los pasos ni tampoco los caminos, que son cosas decorativas, prácticamente inexistentes. Allá en los desiertos, lo único que de veras existe es la sombra del grito del ave, sobre el viejo signo borrado.

La hoja.–  Nunca la hoja supo en qué momento se desprendió del árbol. Tic.

Balada del conductor nocturno.– Mi vida no es otra cosa sino manejar, en las noches viudas, en una ciudad cuyo nombre es como tocar un gigante insecto desdichado, y que siempre va al Sur, porque el Sur es su peso incesante. ¡Oh ciudad, que eres dos ciudades, ambas oscuras! Eres como una pistola inocente, ebria de posibilidades, llena de vida. A tus calles ofrezco mis caminos. A tus perros inmutables. A tus señales raspadas. A tus tibias prostitutas. A tus árboles de moscas. Al ajedrez de tus semáforos, con sus ritmos tan místicos y precisos. El día que no pueda rodar más por tus orillas bravas, me colgaré como una res de unos ganchos, frente a un restorán chino.

Western.– Este es mi espacio. No, es mi espacio. Es mi espacio, te digo. Pum. Saca de mi espacio tu asqueroso cadáver.

Especial.– Qué persona más especial eres. Si digo una cosa, me haces sentir como un imbécil. Si digo lo contrario, me haces sentir como un imbécil lo mismo. Seré un imbécil, no importa lo que diga. Tú en cambio puede decir cualquier cosa. Y mejor si es en la mesa, enfrente de todos. En la mesa dirás lo humillante, lo impiadoso, lo no circunscrito. Y yo nunca olvidaré tus palabras. De hecho las repetiré, hasta la náusea, en incontables sesiones psicoterapéuticas, en infinitas reuniones de Doce Pasos.

Fresas.– Amamos las fresas. En esta casa amamos las fresas. Cómete las malditas fresas.

Los secretos del mago.–  Los secretos matarán al mago. Lo irán comiendo de a poco, en un cruce de ansiedades y paranoias. El mago ya no podrá dormir, y ya no podrá comer, por cuidar sus secretos. El problema es que los secretos no conocen la gratitud: son malignos y son calculadores. Los secretos se ocultarán del propio mago, y el mago, al no poder encontrarlos, se tirará obcecadamente desde un lugar alto. Y entonces los secretos serán de veras secretos.

Estamos cayendo.– Estamos cayendo; es una sensación angustiante y pura, horrible y transparente. ¿El objetivo de caer como lo estamos haciendo? No hay. Simplemente caemos. Es muy superficial. Y sin embargo es profundo, como profundo es el abismo.

La fiesta.– Es una alta fiesta. Una fiesta sin márgenes, absoluta. Es creíble que vaya a morir esta noche. Quizá ahogado en la piscina. Quizá de asfixia erótica. Quizá de sobredosis. No tiene importancia. Treinta segundos aquí valen treinta años afuera. Todo lo que no es placer es mentira. En una bandeja, una larva.


(Buscando a Syd publicada el 22 de febrero de 2018 en El Periódico.)

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Mi foto
Maurice Echeverría (1976) nació en la ciudad de Guatemala. Ha publicado el libro de cuentos "Sala de espera" (Magna Terra, Guatemala, 2001) y "Por lo menos" (Santillana, Punto de Lectura, Guatemala, 2013). Los libros de poesía "Encierro y divagación en tres espacios y un anexo" (Editorial X, 2001) y "Los falsos millonarios" (Catafixia, 2010). Ha publicado la nouvelle "Labios" (Magna Terra, Guatemala, 2003), así como la novela "Diccionario Esotérico" (Norma, Guatemala, 2006). Maurice Echeverría ha colaborado en medios locales como Siglo XXI, El Periódico o Plaza Pública. Algunos de sus textos periodísticos son encontrables en el blog "Las páginas vulgares" (http://www.laspaginasvulgares.blogspot.com/). Como columnista, trabajó activamente para el diario El Quetzalteco, por medio de su columna "La Cueva" (reseñas de cine) y su columna editorial "Los Tarados". Desde el 2002 mantiene su columna "Buscando a Syd", en el diario El Periódico.
 
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