'Buscando a Syd'... El reto ha sido buscar lo poético en lo profano y lo eterno en lo breve, siendo lo breve una columna medio extraviada en la penúltima, y quien llega a la penúltima, ya se sabe, llega allí con las manos sucias, luego de haber manoseado el diario entero, neurótico de actualidad y maldiciendo. El escritor de penúltimas sabe que una vez cerrado el periódico, jamás será abierto de nuevo, y por eso se juega el todo por el todo. Sirva, pues, cada uno de estos textos como prefacio al olvido… Es lo que soy... Un escritor de relámpagos… Maurice Echeverría







Frío en las cavernas

Aviones.– Los aviones siguen siendo la posteridad, la esperanza. No llevan a ningún lado, en rigor nunca lo hicieron. Pero queda la sensación de que están por encima de las deudas y los divorcios. Desde acá veo los blanquísimos aviones, mientras los primogénitos mueren.

Frío en las cavernas.– Hay frío en las cavernas en donde los antepasados, que todavía no saben cantar, dibujan al que aún no entienden, humano del mañana, que mañana los contemplará, en los museos.

Llueve.– Llueve sobre la ciudad–ostra, y sus eternos neones; sobre los viejos albos edificios de puertas silenciosas; sigue lloviendo sobre el estacionamiento semivacío; sobre las bancas lastimadas, nocturnas, del parque sucio; sobre los barcos del muelle, con su óxido jaspeado; llueve sobre los tristes, inconsolables charcos que nadie mira. Llueve; alguien dispara.

Gasolina.– Te traje a esta playa nomás para matarte. He querido decirte cosas, decirte mi angustia eléctrica, pero ya decirlo –a estas alturas– no bastará, y menos ante estas olas que son criaturas inequívocas del frío. Ha sido tanta la vergüenza, y tan diáfana corriendo por las acequias inmundas del odio. Por el mar, y para el cielo, traje esta pistola, y también la gasolina. Todas tus costumbres cesarán esta noche. Me das asco, amado Padre.

Un desesperado silencio.– Pobre anciana: se está quedando, del puro cansancio, atrás. El grupo eléctrico avanza y la olvida, la abandona, la va dejando a su suerte. Y lo que antes era un trajinar de pies sobre el camino, una nube de sonidos en el polvo, es cada vez más, en su caso, un desesperado silencio. Unos voltean, es cierto, pero no vuelven por ella: saben que está condenada, y ellos mismos la están condenando. Pronto caerá; será el alimento de los lobos. 

Adentro.– Tus instintos, fallidos, están congelados, en la sal de este miedo oscuriforme, en este azufre de grito, en esta raíz de pavor, en esta lenta porción de pánico que te llaga los nervios y te impide asumir pues algún curso de acción. Otro ya entra, otro está entrando, al lugar en donde estás domiciliado, y es una sensación muy agria: presentir los pasos lentos de alguien que sabe, a no dudarlo, que estás en casa. ¿Es alguien? Quizás. Quizás no. Quizás es algo, quizás una mera silueta, esquina de algo innombrable, ni siquiera formal, la espesa rodaja de un mundo incomprensible, intratable. Ahí abajo camina y circula la cosa–que–acecha (y los espejos emanan un alcohol, un vaho de ansiedad) y a diferencia de ti, sí se mueve: por las escaleras, hasta la puerta, que toca, por alguna razón, antes, y luego abre, y al abrirse la puerta, se abre algo en tu ser, y deja pasar al invitado, que ahora está más adentro.

Llamas.– Estás en llamas, y tu mundo también. Pero eso qué importa. La versión de tu móvil ya es resistente al fuego.


(Buscando a Syd publicada el 7 de diciembre de 2017 en El Periódico.)

No hay comentarios:

Mi foto
Maurice Echeverría (1976) nació en la ciudad de Guatemala. Ha publicado el libro de cuentos "Sala de espera" (Magna Terra, Guatemala, 2001) y "Por lo menos" (Santillana, Punto de Lectura, Guatemala, 2013). Los libros de poesía "Encierro y divagación en tres espacios y un anexo" (Editorial X, 2001) y "Los falsos millonarios" (Catafixia, 2010). Ha publicado la nouvelle "Labios" (Magna Terra, Guatemala, 2003), así como la novela "Diccionario Esotérico" (Norma, Guatemala, 2006). Maurice Echeverría ha colaborado en medios locales como Siglo XXI, El Periódico o Plaza Pública. Algunos de sus textos periodísticos son encontrables en el blog "Las páginas vulgares" (http://www.laspaginasvulgares.blogspot.com/). Como columnista, trabajó activamente para el diario El Quetzalteco, por medio de su columna "La Cueva" (reseñas de cine) y su columna editorial "Los Tarados". Desde el 2002 mantiene su columna "Buscando a Syd", en el diario El Periódico.
 
Creative Commons License
Buscando a Syd by Maurice Echeverría is licensed under a Creative Commons Attribution-Noncommercial-No Derivative Works 3.0 Guatemala License.