'Buscando a Syd'... El reto ha sido buscar lo poético en lo profano y lo eterno en lo breve, siendo lo breve una columna medio extraviada en la penúltima, y quien llega a la penúltima, ya se sabe, llega allí con las manos sucias, luego de haber manoseado el diario entero, neurótico de actualidad y maldiciendo. El escritor de penúltimas sabe que una vez cerrado el periódico, jamás será abierto de nuevo, y por eso se juega el todo por el todo. Sirva, pues, cada uno de estos textos como prefacio al olvido… Es lo que soy... Un escritor de relámpagos… Maurice Echeverría







Las buenas personas

La caja.– Suena el timbre. Abres la puerta. Hay una caja ahí. Y nadie en el corredor. Entras con la caja. No sabes si abrirla. Finalmente la abres. Adentro hay una nota. Está escrita con tu letra. Dice: no abras la puerta.

He soñado con un robot.– He soñado con un robot para hacerme compañía, en los días más pesados. He soñado con un robot transfinito con alas como un ángel y un orbe en la mano. He soñado con un robot que corte el cereal, mientras los cuervos graznan a lo lejos. Un rojo robot que me diga atinados comentarios sobre mis elecciones vestimentarias. Que camine y camine conmigo en el desierto, durante los cuarenta años de rigor. Que me lleve pues al mar, en un descapotable, a ver los eclipses y las ballenas expirar. Un robot que fornique conmigo y me diga cosas sucias y me desgarre cosas dentro. He soñado con un robot sensible que emita lágrimas frente a sus propios abismos. Un robot, en resumen, con el cual recordemos juntos los buenos viejos tiempos. Que, llegado el momento, me tape con una frazadita: que me haga la eutanasia. 

Sábanas livianas.– Las cortinas insólitas atestiguan el hilo de nada que une el candelabro con el marco quieto de la puerta, el marco quieto de la puerta con el antiguo reloj, el antiguo reloj con la ciega alfombra desvaída, la ciega alfombra desvaída con el lento crucifijo, el lento crucifijo con los claroscuros del pasillo. ¿Para quien serán los cuadros, ahora? ¿Las cosas sembradas y arrancadas? ¿El espejo invulnerable, del cual fluye la nostalgia, en fantasmal germinación? Por momentos, nos parece ver a alguien que fue feliz, que viajó y volvió a esta casa, que encontró una gata, es decir una amiga, caminando cercana a los muebles pesados, para siempre cubiertos con sábanas livianas. Por alguna razón no hay niños, afuera. Afuera lo que hay es un árbol quejándose. Pero mejor se queja la cómoda, adentro, crujiendo a la hora en que las cosas crujen, y entendemos que aquí hay una caja negra, y en ella una gota: es la gota de siempre, la lenta gota rutinaria del veneno de todos los días, hoy congelada en su resina amarillenta. Va quedando la bruma en las escaleras, el rumor de los que, atroces, se han ido. Y una carta, como una isla, sobre la mesa grana y vacía. Este es el último inventario.

Las buenas personas.– Nosotros, personas de bien, que estudiamos y trabajamos tanto, que criamos familias bellas y ejemplares, que hemos dado ropa usada a los más necesitados, exigimos que a las otras personas se les inyecte cloruro de potasio.

Los adolescentes.– Son los adolescentes. Lloran en los food courts. Mutan como xenomorfos. Lamen sus teléfonos celulares. Se hacen heriditas en las ingles. Vomitan tiernos granos de maíz. No se acuerdan de sacar la basura. Martillan los cerebelos de sus padres. Producen un asqueroso polen sexual. Usan sapos secos como dispositivos para fumar sustancias. ¿No recuerdas? Tú también fuiste uno de ellos.


(Buscando a Syd publicada el 14 de diciembre de 2017 en El Periódico.)

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Mi foto
Maurice Echeverría (1976) nació en la ciudad de Guatemala. Ha publicado el libro de cuentos "Sala de espera" (Magna Terra, Guatemala, 2001) y "Por lo menos" (Santillana, Punto de Lectura, Guatemala, 2013). Los libros de poesía "Encierro y divagación en tres espacios y un anexo" (Editorial X, 2001) y "Los falsos millonarios" (Catafixia, 2010). Ha publicado la nouvelle "Labios" (Magna Terra, Guatemala, 2003), así como la novela "Diccionario Esotérico" (Norma, Guatemala, 2006). Maurice Echeverría ha colaborado en medios locales como Siglo XXI, El Periódico o Plaza Pública. Algunos de sus textos periodísticos son encontrables en el blog "Las páginas vulgares" (http://www.laspaginasvulgares.blogspot.com/). Como columnista, trabajó activamente para el diario El Quetzalteco, por medio de su columna "La Cueva" (reseñas de cine) y su columna editorial "Los Tarados". Desde el 2002 mantiene su columna "Buscando a Syd", en el diario El Periódico.
 
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