'Buscando a Syd'... El reto ha sido buscar lo poético en lo profano y lo eterno en lo breve, siendo lo breve una columna medio extraviada en la penúltima, y quien llega a la penúltima, ya se sabe, llega allí con las manos sucias, luego de haber manoseado el diario entero, neurótico de actualidad y maldiciendo. El escritor de penúltimas sabe que una vez cerrado el periódico, jamás será abierto de nuevo, y por eso se juega el todo por el todo. Sirva, pues, cada uno de estos textos como prefacio al olvido… Es lo que soy... Un escritor de relámpagos… Maurice Echeverría







Ellos no saben

Insectos.– Ya vienen –los insectos– a sacarte los ojos. Vienen desde la ciudad verde, desde el amplio laberinto de la tierra, desde el horizonte más antiguo, más sagrado y más elemental. Ni tu morada ni tu cerbatana podrán defenderte, guerrero. Ya vienen los insectos a perforarte los testículos. Los insectos te mostrarán tu verdadera estatura. Y llevarán tus costillas por senderos mojados.

Ellos no saben.– Ellos no saben, ellos ignoran que dentro de mí llevo una leche muerta, que dentro de mi cuerpo hay otro cuerpo, que bien puede ser el de un ave podrida. Algo en todo caso sin desenlace, que nunca nunca será perdonado, que tose sangre contra la misma vida, contra la tarde: sangre escupe. Sonrío, pretendo: ellos no saben.

El gusano.– ¿De veras crees que una chica tan bonita como ella se va a fijar en un gusano tan insignificante como tú? No seas idiota. Y aunque se fijara en ti, nunca podría funcionar. Soy tu padre, sé de estas cosas y conozco esas chicas. Esas chicas no están hechas para nosotros, no. Por eso habitan del otro lado de la ciudad. Allá donde viven los abogados, los doctores, los dueños del mundo. Recuerdo que una vez tuve una chica como esa. También recuerdo la paliza que me dieron por ponerle las manos encima. Fue una buena, una sabia paliza. Como la paliza que te voy a dar si sigues pensando que eres algo más que un gusano. Ahora, pásame la botella.

Salir de este pueblo.– Lo que quiero es salir de este pueblo, de este polvo, de este lugar sin viento, cuyo único viento es la vejez. Tengo derecho a encontrar un destino más reluciente que el de mis padres y sus padres y todos sus abuelos. Ellos, calcinados, rezan por una lluvia, pero yo quiero fuego. Ellos rezan al pie de una roca muerta, pero yo tengo sed. Di, vida, que eres algo más que estas calles sin esperanza.

Gracias.– Gracias, cónsul oscuro, por tus cómics retorcidos: tus niños que comen ranas, tus maletas–asesinos–seriales, tus plantas neurodendritosas. Gracias por esos dibujos en donde pones tantísimo amor (y tanto humor) para otros extraños que no tenemos tu talento. No tenemos tu talento,  pero también somos extraños. Y viendo tus cómics, sentimos que hay un lugar para nosotros, en algún mundo.

El precio de un error.– Primero fue el escupitajo. Luego fue por todos, ante todos, y entre ellos, humillado. Levantado solo para ser puesto en el suelo nuevamente, con violencia. Obligado a comer, en esa noche intensa, sus propios excrementos. Días más tarde, lo vapulearían, lo dejarían muerto en la playa helada. Es obvio que no debió saludarla. A la niña, me refiero.

Limpieza.– Mi consejo es que vayas al sitio donde el aguacero es constante y esperes hasta que la lluvia te borre el rostro.

La exhibición.– Ya te aburriste, quieres salir. El problema es que esta exhibición, además de ser una exhibición, es una cárcel.


(Buscando a Syd publicada el 30 de noviembre de 2017 en El Periódico.)

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Mi foto
Maurice Echeverría (1976) nació en la ciudad de Guatemala. Ha publicado el libro de cuentos "Sala de espera" (Magna Terra, Guatemala, 2001) y "Por lo menos" (Santillana, Punto de Lectura, Guatemala, 2013). Los libros de poesía "Encierro y divagación en tres espacios y un anexo" (Editorial X, 2001) y "Los falsos millonarios" (Catafixia, 2010). Ha publicado la nouvelle "Labios" (Magna Terra, Guatemala, 2003), así como la novela "Diccionario Esotérico" (Norma, Guatemala, 2006). Maurice Echeverría ha colaborado en medios locales como Siglo XXI, El Periódico o Plaza Pública. Algunos de sus textos periodísticos son encontrables en el blog "Las páginas vulgares" (http://www.laspaginasvulgares.blogspot.com/). Como columnista, trabajó activamente para el diario El Quetzalteco, por medio de su columna "La Cueva" (reseñas de cine) y su columna editorial "Los Tarados". Desde el 2002 mantiene su columna "Buscando a Syd", en el diario El Periódico.
 
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