'Buscando a Syd'... El reto ha sido buscar lo poético en lo profano y lo eterno en lo breve, siendo lo breve una columna medio extraviada en la penúltima, y quien llega a la penúltima, ya se sabe, llega allí con las manos sucias, luego de haber manoseado el diario entero, neurótico de actualidad y maldiciendo. El escritor de penúltimas sabe que una vez cerrado el periódico, jamás será abierto de nuevo, y por eso se juega el todo por el todo. Sirva, pues, cada uno de estos textos como prefacio al olvido… Es lo que soy... Un escritor de relámpagos… Maurice Echeverría







Los espejos

Se te acabó la gas.– Estos días y los otros se acaban. La espuma se va terminando. Lo compuesto dice adiós. El traje se deshace ante tus ojos cansados. El espejo libera todos sus reflejos. Se te acabó la gas, colega. Qué noche renga, y última. Su perfume, el de la orina. Sin embargo hay algo de cristalino. Todos los soles mueren, pero mueren en el sol.

El conductor.– Manejo por las brutales calles del ciempiés. En las esquinas hay decadencia y hay fornicio. Este es mi sendero quemado, entre semáforos. En las aceras hay laúdes rotos, y esos enanos locos de beber ajenjo con sus labios gangrenados. Suenan disparos en ciertos segmentos cercanos de la noche municipal, y las sucias parentelas se desplazan como manadas turbias de coyotes, huyendo de un cadáver acabado de liquidar. Pedazos y astillas de espejo reflejan las tinieblas de los otros callejones, y un hombre muestra sus muñones a la noche, mientras grita refranes bíblicos, que nadie está en razón de entender. Miro todo este caos, mas jamás me detengo. Muy pronto llegaré a casa: abrazaré a mi hija.

Los espejos.– Estamos aquí para juzgarte, para pesar una a una tus cuchillas, tus joyas, tus modos, tus viscosas madrugadas. No hables. Nosotros, los espejos, hablaremos, y tú, el reducido, escucharás. Estamos aquí para saber exactamente cuántos hogares has desmantelado, lo ancho de tus valles, si eres suave o eres duro, tenue o reptil o espada. Que no hables. Que no hables. Hablará tu oro o tu greda, tu gratitud o tus años cargados de bocanadas de tedio. Hablarás a través de nosotros.

El mercado.– Este es el mercado, el de los hombres. Aquí a diario alguien compra, alguien es liquidado. Esos membrillos están todos envenenados, por ejemplo. Si fuera tú, no me acercaría mucho a ninguno de ellos. Ni tampoco a esos sujetos adosados al muro. Cuando terminen de dibujarte, te sacarán un riñón. Sí, compadre, este lugar no es estrictamente seguro. Aquí están los fragmentos de las almas que acusan muerte.  Como si en vez de órganos tuvieran ratas vivas. Este mercado es un abismo pleno de odio y sofocación.

Sabiduría.– No te quites la vida hasta que puedas producir con tus manos la soga con la cual vas a ahorcarte.

Drive away.– Fueron, sí, los gritos de mamá, y fue papá asesinando las cosas, loco de alcohol y rabia, de vacío. Fue la arcilla del asco acumulado, y las incontables palabras ateridas, en ese punto negro en la garganta. Tomé el carro, y nunca más me detuve. Cuando el propio carro se inmovilizó, tomé otro carro, y luego otro más. Manejé por las rutas largas de noviembre, vi atardeceres que eran turbias rosas, rosas que eran sublimes escorpiones. Y los gritos de mamá se borraron y se borraron papá y sus botellas y el punto negro también se borró. De acuerdo: Vd. me puede enviar a la cárcel, señor Juez, por haber robado uno a uno esos vehículos. Pero entonces tiene que saber algo: cuando abran esos duros umbrales, y salga libre, yo seguiré manejando.


(Buscando a Syd publicada el 9 de noviembre de 2017 en El Periódico.)

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Mi foto
Maurice Echeverría (1976) nació en la ciudad de Guatemala. Ha publicado el libro de cuentos "Sala de espera" (Magna Terra, Guatemala, 2001) y "Por lo menos" (Santillana, Punto de Lectura, Guatemala, 2013). Los libros de poesía "Encierro y divagación en tres espacios y un anexo" (Editorial X, 2001) y "Los falsos millonarios" (Catafixia, 2010). Ha publicado la nouvelle "Labios" (Magna Terra, Guatemala, 2003), así como la novela "Diccionario Esotérico" (Norma, Guatemala, 2006). Maurice Echeverría ha colaborado en medios locales como Siglo XXI, El Periódico o Plaza Pública. Algunos de sus textos periodísticos son encontrables en el blog "Las páginas vulgares" (http://www.laspaginasvulgares.blogspot.com/). Como columnista, trabajó activamente para el diario El Quetzalteco, por medio de su columna "La Cueva" (reseñas de cine) y su columna editorial "Los Tarados". Desde el 2002 mantiene su columna "Buscando a Syd", en el diario El Periódico.
 
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