'Buscando a Syd'... El reto ha sido buscar lo poético en lo profano y lo eterno en lo breve, siendo lo breve una columna medio extraviada en la penúltima, y quien llega a la penúltima, ya se sabe, llega allí con las manos sucias, luego de haber manoseado el diario entero, neurótico de actualidad y maldiciendo. El escritor de penúltimas sabe que una vez cerrado el periódico, jamás será abierto de nuevo, y por eso se juega el todo por el todo. Sirva, pues, cada uno de estos textos como prefacio al olvido… Es lo que soy... Un escritor de relámpagos… Maurice Echeverría







Diario abierto

El hecho es que cada cierto tiempo me pregunto sobre el rol y función de Buscando a Syd. Es un ejercicio sano, para cualquier emisor formal de opinión, revisar los fines y motivaciones de su espacio columnístico. En mi caso, viene a ser un ejercicio que hago con alguna frecuencia. Y cuando lo hago, siempre hay dos opciones que me saltan mucho: orientarme hacia lo íntimo o movilizarme hacia lo colectivo.
           
Empecemos por la última opción. Me refiero a la posibilidad de hacer de Buscando a Syd una columna de análisis político, por ejemplo. Cosa que podría hacer no mal, incluso; mejor que algunos, parece.
           
Yo siempre voy dando toda suerte de criterios políticos en mi página de Facebook, y ahí pueden rastrearlos. Sin embargo tengo un problema con convertir eso en un ejercicio formal y es que esa tablilla es la misma que dan casi todos los columnistas en el país. En verdad, hay demasiados putos analistas, sin contar los de las redes. Levanta uno una piedra y aparece otro de esos, muy dentón.
           
De otra parte, escruto a todos esos amigos míos que les fascina observar la vasta y escabrosa criatura administrativa, compruebo que son seres del género amargado. Lo cual es lógico: es un patio muy convulso, ese de la opinión coyuntural, con sus ayeres fallidos y sus mañanas sin mañana. Qué reinado violento y paranoico. Todo el tiempo hay que pelearse con seres brutos, fanáticos, demagogos, cuchilleros, todo el tiempo. La forma más segura de conservar la paz interior es manteniéndose al margen, sin duda. Luego también es cierto que uno se harta de hablar de tanto carterista o caradura que abunda en el aparato del poder.
           
Ahí es donde yo prefiero hablar de cosas más cercanas, y además casi nadie lo está haciendo. Entiendo que la tendencia ha sido (aún más en los últimos años) la de politizar al individuo, elevar su temperatura ciudadana, pero aquí es todo lo contrario: subjetivar lo público, por medio de un diario abierto. En realidad, tal fue desde un principio la mística de Buscando a Syd. Un lugar autoral que, por su fondo y forma, estuviera en pugna con esas otras columnas de tono editorializante. Individualidad y literatura, entonces la fórmula.
           
Hoy no parece una fórmula particularmente notable, con tanta intimidad y gramática en el Twitter, pero en aquel tiempo no había sitio para eso. Los medios y plumas siempre opinaban de la situación del país como si la persona no tuviera su situación también. Se hablaba del cáncer del sistema, pero nada del propio cáncer, pues. Hasta la fecha, la persona sigue sin existir en algunos medios de opinión. Y si existe, existe de un modo muy banal o bien de un modo altamente ideologizado, en proclama. Que no tiene nada de malo en sí, pero yo estoy hablando de otra cosa y de otra cosa quiero hablar. ¿De qué? De la vida privada, que además da una bonita y orgánica coherencia a la propia columna, en el tiempo, según me he dado cuenta. 


(Buscando a Syd publicada el 7 de septiembre de 2017 en El Periódico.)

No hay comentarios:

Mi foto
Maurice Echeverría (1976) nació en la ciudad de Guatemala. Ha publicado el libro de cuentos "Sala de espera" (Magna Terra, Guatemala, 2001) y "Por lo menos" (Santillana, Punto de Lectura, Guatemala, 2013). Los libros de poesía "Encierro y divagación en tres espacios y un anexo" (Editorial X, 2001) y "Los falsos millonarios" (Catafixia, 2010). Ha publicado la nouvelle "Labios" (Magna Terra, Guatemala, 2003), así como la novela "Diccionario Esotérico" (Norma, Guatemala, 2006). Maurice Echeverría ha colaborado en medios locales como Siglo XXI, El Periódico o Plaza Pública. Algunos de sus textos periodísticos son encontrables en el blog "Las páginas vulgares" (http://www.laspaginasvulgares.blogspot.com/). Como columnista, trabajó activamente para el diario El Quetzalteco, por medio de su columna "La Cueva" (reseñas de cine) y su columna editorial "Los Tarados". Desde el 2002 mantiene su columna "Buscando a Syd", en el diario El Periódico.
 
Creative Commons License
Buscando a Syd by Maurice Echeverría is licensed under a Creative Commons Attribution-Noncommercial-No Derivative Works 3.0 Guatemala License.