'Buscando a Syd'... El reto ha sido buscar lo poético en lo profano y lo eterno en lo breve, siendo lo breve una columna medio extraviada en la penúltima, y quien llega a la penúltima, ya se sabe, llega allí con las manos sucias, luego de haber manoseado el diario entero, neurótico de actualidad y maldiciendo. El escritor de penúltimas sabe que una vez cerrado el periódico, jamás será abierto de nuevo, y por eso se juega el todo por el todo. Sirva, pues, cada uno de estos textos como prefacio al olvido… Es lo que soy... Un escritor de relámpagos… Maurice Echeverría







Eureka



En mañanas como esta me siento particularmente creativo. Particularmente si me tomo una larga larga ducha.
           
Me pregunto por qué, debajo de la regadera, mi cerebro estalla en ideas y promociona tantísimos ajás. CL6 me lo explicó alguna vez. No sé qué de la ionización negativa. Es todo lo que recuerdo. Tendré que preguntarle de nuevo.
           
Para mí que el regaderazo se lleva la suciedad física y conjuntamente se lleva la suciedad imaginativa, y las ideas empiezan a fluir. No es del todo distinto a ser tocado directamente por la musa Polimnia cuya influencia multiplica las stanzas nobles y los delirios geométricos.           
           
Un buen aseo garantiza una penúltima decente, un cuento chilero, un post irrevocable. También me pasa que mientras me limpio la chilaca de golpe recibo mucha luz respecto a un determinado asunto de mi vida laboral o personal, o de mi devenir general. Algo que no tenía mucho sentido de pronto se cristaliza en una fórmula elegante. Claridad acaece.
           
Se dice que Arquímedes estaba un día dándose una tina, tal vez una paja, cuando comprendió que el peso de su cuerpo era análogo al peso del fluido desplazado por el sumergimiento del mismo. Se fue por las calles, en estado priápico, gritando Eureka. Ya ni se vino. Qué momento.
           
Recuerdo haber leído un artículo, escrito por uno de esos muchos autoproclamados genios de la publicidad, que enumeraba todas las cosas requeridas para tener buenas ideas, y una de ellas era darse largas largas duchas.
           
Yo no tengo problema con darme largas largas duchas. Son largas largas y muy placenteras, aunque también repletas de culpa ecológica (por el líquido desperdiciado), culpa de clase (por el privilegio del agua, mientras hay colonias, barriadas, pueblos y caseríos que nunca la tienen) y culpa general sensocéntrica (cuando pienso por ejemplo en esas zonas africanas en donde precisan caminar millas y millas para abastecerse de una miseria hídrica y en donde solo hay costillares de animales represaliados por la sequía y el sol que hemorragia calor y muerte). La Tierra se mueve para unos. Para otros no tanto.
           
Lo que compensa toda esa culpa es el hecho de que, en la regadera, o Caja Sináptica, como ya le llamo, emanan toda suerte de insights creativos, intelectuales y hasta místicos. Las revelaciones no serán ante el altar, sino ante el Head & Shoulders.
           
Tanto que ahora mantengo un cuaderno de apuntes en el baño, y nomás termina la ablución, salgo hecho pistola a apuntar todo eso. Si pudiera tomar tales apuntes durante la ablución, lo haría. Estoy seguro que algún día, por la urgencia de una anotación, me resbalaré y desnucaré. Pero entiendan que tengo cuarenta años y cada vez menos ideas y las pocas que tengo las procuro guardar. Ese capital visionario es que hay que cuidarlo.

¿No hay ideas? ¿Sufre de página en blanco? Tome una larga larga ducha. No se sorprenda si resuelve la Conjetura de Hodge o incluso la situación del país. Pero para resolver eso último necesitaría una larga larga ducha de cómo un año. Miento. De mil.


(Buscando a Syd publicada el 2 de febrero de 2017 en El Periódico.)

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Mi foto
Maurice Echeverría (1976) nació en la ciudad de Guatemala. Ha publicado el libro de cuentos "Sala de espera" (Magna Terra, Guatemala, 2001) y "Por lo menos" (Santillana, Punto de Lectura, Guatemala, 2013). Los libros de poesía "Encierro y divagación en tres espacios y un anexo" (Editorial X, 2001) y "Los falsos millonarios" (Catafixia, 2010). Ha publicado la nouvelle "Labios" (Magna Terra, Guatemala, 2003), así como la novela "Diccionario Esotérico" (Norma, Guatemala, 2006). Maurice Echeverría ha colaborado en medios locales como Siglo XXI, El Periódico o Plaza Pública. Algunos de sus textos periodísticos son encontrables en el blog "Las páginas vulgares" (http://www.laspaginasvulgares.blogspot.com/). Como columnista, trabajó activamente para el diario El Quetzalteco, por medio de su columna "La Cueva" (reseñas de cine) y su columna editorial "Los Tarados". Desde el 2002 mantiene su columna "Buscando a Syd", en el diario El Periódico.
 
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