'Buscando a Syd'... El reto ha sido buscar lo poético en lo profano y lo eterno en lo breve, siendo lo breve una columna medio extraviada en la penúltima, y quien llega a la penúltima, ya se sabe, llega allí con las manos sucias, luego de haber manoseado el diario entero, neurótico de actualidad y maldiciendo. El escritor de penúltimas sabe que una vez cerrado el periódico, jamás será abierto de nuevo, y por eso se juega el todo por el todo. Sirva, pues, cada uno de estos textos como prefacio al olvido… Es lo que soy... Un escritor de relámpagos… Maurice Echeverría







PT (3)

¿Qué clase de contorno ofrece la discriminación transmoderna? Para empezar no se queda atrapada en una sola forma de entender la realidad, sino es receptiva a todas sus disímiles expresiones, cosa que el pluralismo convencional (o limitado) no consigue, especialmente el pluralismo tóxico (PT). ¿Por qué no lo consigue? Porque el pluralismo convencional solo está interesado en aquellas agencias de realidad que confirman su propia versión limitada de lo que es el pluralismo y su propia definición dualista de lo que es y no hegemónico.
           
Pero aquí estamos hablando de un liderazgo que sabe y puede ordenar las distintas metaperspectivas culturales (con sus propios sistemas de discriminación, en sus expresiones sanas) hasta crear conjuntos sociales integrados y fluidos. Una jerarquía funcional que no está dominada por ningún punto de vista exclusivo (sea inclusive el punto de vista del pluralismo) y no domina ninguno tampoco, pero que los respeta y utiliza todos, si es necesario.
           
Un liderazgo como este tiene la suficiente visión para discriminar entre lo que merece ser incluido y lo que merece ser excluido del proyecto intersocial. Pero tómese en cuenta que esta clase de discriminación (no regresiva) ya ha integrado la sensibilidad del pluralismo convencional. Lejos de lastimarlo, recoge su devoción comunal, y se aleja de toda agenda implosiva (y sin embargo –y esto es crucial– venerando las pasiones y competencias del sujeto individual).
           
Siendo en cierto modo fruto del pluralismo convencional, el pluralismo transmoderno lo sana y supera porque consigue amalgamar ciertas rutas de las cuales la cultura de la diversidad igualitarista desconfía. Y sin embargo son metodologías que, usadas desde esta nueva consciencia transmoderna, pueden aportar enorme coherencia a la cultura y el sistema. La discriminación transmoderna aprecia todos los sistemas de valores ya existentes a lo largo del espectro cultural (a la vez que incorpora nuevos). Los aprecia y los conoce y reconoce y sabe cuándo conviene utilizarlos y cuándo no. También sabe cómo y en qué grado mezclarlos. ¿Para qué? Para funcionalizar la integración y emergencia de un particular sistema cultural pero ya como parte de algo más grande que sí mismo. De esta suerte, se atiende y se incorpora íntimamente lo parcial pero siempre en función de lo panorámico y lo evolucionario.
           
Por supuesto, discriminar entre lo que merece ser incluido y lo que merece ser excluido del proyecto social presupone, para empezar, diferenciar la inclusión sana de la insana así como la exclusión saludable de la patológica. De otro modo, caemos en toda clase de aberraciones y eugenesias culturales. La clase de inclusión–exclusión de la cual estamos hablando es una altamente energética, altamente moral, altamente inteligente, altamente empática.


(Buscando a Syd publicada el 16 de septiembre de 2016 en El Periódico.)

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Mi foto
Maurice Echeverría (1976) nació en la ciudad de Guatemala. Ha publicado el libro de cuentos "Sala de espera" (Magna Terra, Guatemala, 2001) y "Por lo menos" (Santillana, Punto de Lectura, Guatemala, 2013). Los libros de poesía "Encierro y divagación en tres espacios y un anexo" (Editorial X, 2001) y "Los falsos millonarios" (Catafixia, 2010). Ha publicado la nouvelle "Labios" (Magna Terra, Guatemala, 2003), así como la novela "Diccionario Esotérico" (Norma, Guatemala, 2006). Maurice Echeverría ha colaborado en medios locales como Siglo XXI, El Periódico o Plaza Pública. Algunos de sus textos periodísticos son encontrables en el blog "Las páginas vulgares" (http://www.laspaginasvulgares.blogspot.com/). Como columnista, trabajó activamente para el diario El Quetzalteco, por medio de su columna "La Cueva" (reseñas de cine) y su columna editorial "Los Tarados". Desde el 2002 mantiene su columna "Buscando a Syd", en el diario El Periódico.
 
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