'Buscando a Syd'... El reto ha sido buscar lo poético en lo profano y lo eterno en lo breve, siendo lo breve una columna medio extraviada en la penúltima, y quien llega a la penúltima, ya se sabe, llega allí con las manos sucias, luego de haber manoseado el diario entero, neurótico de actualidad y maldiciendo. El escritor de penúltimas sabe que una vez cerrado el periódico, jamás será abierto de nuevo, y por eso se juega el todo por el todo. Sirva, pues, cada uno de estos textos como prefacio al olvido… Es lo que soy... Un escritor de relámpagos… Maurice Echeverría







PT (2)

Como ya escribí antes, el asunto con sacar la carta de la discriminación indiscriminadamente es que también viene a ser una forma de discriminación.       

Es un gesto de conveniente ceguera negar que hay nuevas formas de privilegios –privilegios discursivos– emanando del pluralismo. Mi punto de vista es que pueden ser buenos y necesarios como forma de nivelación material y cultural, pero que no podemos permitir que se reifiquen en pluralismo tóxico (PT).
           
La posmodernidad pluralista tóxica, en su autopercibida superioridad, considera cualquier crítica que no comulga con su visión del mundo como inferior, patológica y regresiva, introduciendo una tendenciosa discriminación.
           
Porque no hay que engañarse: el pluralismo tóxico practica la discriminación. Lamentablemente no la clase de discriminación que podría ayudarle a sanarse y autotrascenderse.
           
No es practicando la discriminación sectaria y unidireccional, ni tampoco evitando toda discriminación, como el pluralismo tóxico podrá trabajar su sombra.
           
¿Qué pasa cuando practicamos la discriminación sectaria y unidireccional? Generamos un escenario de tensiones sociales mórbidas. En el caso del PT, la discriminación negativa lo vuelve inconscientemente (o deliberadamente) autoritario, paradójicamente excluyente, y en su afán de normativizar, conservador. Cuando la diversidad tóxica partifica de modo compulsivo y rígido la realidad la reduce a astillas de lucha, que se agotan en sus particulares, fragmentadas e implosivas perspectivas. En este efecto acotador se da una desconfianza creciente hacia cualquier solución auténticamente panorámica. 
           
¿Es la solución evitar toda discriminación, por otro lado? No, claramente. Cuando evitamos toda discriminación el paisaje cultural se linfatiza, se vuelve una masa indiferenciada de criterios flotantes, se machotiza y achata: es el laberinto pluralista. La trampa de muchos pluralistas tóxicos es pensar que todos los puntos de vista son equivalentes. Lo cual los lleva a confundir la discriminación positiva (que separa y jerarquiza) con la discriminación negativa (que da un trato de inferioridad o sublima obcecadamente).
           
Si vamos a ayudar al posmodernimo a superar su narcisismo cultural deberemos reintroducir la noción de discriminación, pero ahora desde un enfoque transmoderno, como elemento creativo, lo mismo en la conversación privada como en la pública.
           
Para que quede claro, esto no es volver a las antiguas verticalidades agresivas, heredadas, estamentales u oportunistas. Tampoco es quedarse atrapado en la horizontalidad circular del pluralismo tóxico. La discriminación transmoderna celebra las diferencias horizontales y verticales, cuando son sanas y aportan coherencia y emergencia al espacio íntimo y social.

(Buscando a Syd publicada el 8 de septiembre de 2016 en El Periódico.)

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Mi foto
Maurice Echeverría (1976) nació en la ciudad de Guatemala. Ha publicado el libro de cuentos "Sala de espera" (Magna Terra, Guatemala, 2001) y "Por lo menos" (Santillana, Punto de Lectura, Guatemala, 2013). Los libros de poesía "Encierro y divagación en tres espacios y un anexo" (Editorial X, 2001) y "Los falsos millonarios" (Catafixia, 2010). Ha publicado la nouvelle "Labios" (Magna Terra, Guatemala, 2003), así como la novela "Diccionario Esotérico" (Norma, Guatemala, 2006). Maurice Echeverría ha colaborado en medios locales como Siglo XXI, El Periódico o Plaza Pública. Algunos de sus textos periodísticos son encontrables en el blog "Las páginas vulgares" (http://www.laspaginasvulgares.blogspot.com/). Como columnista, trabajó activamente para el diario El Quetzalteco, por medio de su columna "La Cueva" (reseñas de cine) y su columna editorial "Los Tarados". Desde el 2002 mantiene su columna "Buscando a Syd", en el diario El Periódico.
 
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