'Buscando a Syd'... El reto ha sido buscar lo poético en lo profano y lo eterno en lo breve, siendo lo breve una columna medio extraviada en la penúltima, y quien llega a la penúltima, ya se sabe, llega allí con las manos sucias, luego de haber manoseado el diario entero, neurótico de actualidad y maldiciendo. El escritor de penúltimas sabe que una vez cerrado el periódico, jamás será abierto de nuevo, y por eso se juega el todo por el todo. Sirva, pues, cada uno de estos textos como prefacio al olvido… Es lo que soy... Un escritor de relámpagos… Maurice Echeverría







Fornicio

Hoy me levanté temprano para seguir leyendo el libro de Forn, llamado El hombre que fue Viernes.
           
A Juan Forn lo he leído de vez en cuando, con gran placer, en Página/12, pero mucho mayor placer es leerlo en libro y de un tirón.
           
Entonces es un Fornicio.
           
Y en ese sentido uno se alegra uno de que hayan libros recopilatorios de Juan Forn (notablemente, los tres tomos ya plenamente adquiribles de Los Viernes).
           
Muy a diferencia de ese otro argentino –Fresán– que no se ha dignado a conjuntar sus artículos (lo cual es ya mezquino, puesto que verídicamente amamos esos artículos suyos, mucho más que sus novelas). Yo no era de la facción Bolaño, yo crecí con su apólogo Fresán, a quien cada cierto tiempo me digo que debería entrevistar y nunca entrevisto, a pesar de que alguna vez, hace ya varios años, intercambiamos una comunicación al respecto. Densidades impenetrables de la procrastinación.
           
En fin, Fresán y Forn son algo así como esos dos cerbataneros argentinos que hicieron milagros juntos, y que siguen haciéndolos, aunque ya cada cual por su lado.
           
Y yo, que solo redacto babosadas, como lueguito lo va a corroborar alguien en la sección de comentarios, tengo mucho que aprender de esa generación latinoamericana literario–periodística previa a la mía, en donde incluiría no solo a Fresán (1963) y a Forn (1959), sino todavía al mexicano Villoro (1956).
           
Uno puede leer las columnas de Forn –columnas les llamo yo– como cuentos. Porque al lado de la sapiencia cocha que los infunde (escrituras que son poslecturas: expresiones conmovidas del leer) y al lado del engasado encuadre histórico y biográfico, a veces autobiográfico, hay esa total atribución narrativa en sus derivas críticas, atribución que por supuesto también le ha llevado a novelas formales (Frivolidad). Forn compone, diseña y prosea. Y le salen cuentazos. Cuentazos críticos, con planteamiento, desarrollo, final. Cómo los resuelve a mí me deja con la boca abierta. Supongo que allí, en esa maestría artística innata y genética, está además todo ese expertise talleril y editorial que cosechó en el periodismo –Radar– y en las supercasas editoras en donde ha trabajado.
           
No textos para llenar páginas: esenciales textos que nos tocan el alma, y nos atraen además por el cuidado y equilibrio con el cuál han sido hechos, por su frescura nunca histérica, porque saben lo que dicen y no se prohíben la intimidad. Y porque nos trastocan algo dentro.
           
También porque celebran la épica del creador como personaje de un libro. El libro fascinante que Forn ha venido redactando, viernes a viernes, con regularidad inquebrantable. Forn ha traducido a los grandes no solamente en el sentido de llevarlos a otro idioma, sino el sentido de traducir y actualizar sus escarchas, sus heroísmos, sus excentricidades. 
           
Aquí una penúltima discreta para el maestro de las contratapas.


(Buscando a Syd publicada el 4 de agosto de 2016 en El Periódico.)

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Mi foto
Maurice Echeverría (1976) nació en la ciudad de Guatemala. Ha publicado el libro de cuentos "Sala de espera" (Magna Terra, Guatemala, 2001) y "Por lo menos" (Santillana, Punto de Lectura, Guatemala, 2013). Los libros de poesía "Encierro y divagación en tres espacios y un anexo" (Editorial X, 2001) y "Los falsos millonarios" (Catafixia, 2010). Ha publicado la nouvelle "Labios" (Magna Terra, Guatemala, 2003), así como la novela "Diccionario Esotérico" (Norma, Guatemala, 2006). Maurice Echeverría ha colaborado en medios locales como Siglo XXI, El Periódico o Plaza Pública. Algunos de sus textos periodísticos son encontrables en el blog "Las páginas vulgares" (http://www.laspaginasvulgares.blogspot.com/). Como columnista, trabajó activamente para el diario El Quetzalteco, por medio de su columna "La Cueva" (reseñas de cine) y su columna editorial "Los Tarados". Desde el 2002 mantiene su columna "Buscando a Syd", en el diario El Periódico.
 
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