'Buscando a Syd'... El reto ha sido buscar lo poético en lo profano y lo eterno en lo breve, siendo lo breve una columna medio extraviada en la penúltima, y quien llega a la penúltima, ya se sabe, llega allí con las manos sucias, luego de haber manoseado el diario entero, neurótico de actualidad y maldiciendo. El escritor de penúltimas sabe que una vez cerrado el periódico, jamás será abierto de nuevo, y por eso se juega el todo por el todo. Sirva, pues, cada uno de estos textos como prefacio al olvido… Es lo que soy... Un escritor de relámpagos… Maurice Echeverría







Clavícula




1. A alguien se le ocurrió que yo debía ganar el Premio Mesoamericano de Poesía Luis Cardoza y Aragón. En realidad se le ocurrió a tres personas, que podemos saludar con entero respeto: la escritora local Carmen Matute, las mexicanas Aline Petterson y Rocío Cerón. Que todas sean mujeres es para mí algo, ya de entrada, mágico. Carmen Matute (1944) viene escribiendo desde los setenta, desde el Rin–78 y todo eso. Hay que entender cuál es la importancia de figuras como ella, que mantuvieron el hilo obligatorio de la poesía en un período además en donde escribir no era para nada obvio, a diferencia de ahora. Pero no me quiero referir a ella en pasado, porque está muy viva entre nosotros, y prueba de ello es que recientemente le otorgaron el Premio Nacional de Literatura. Aline Pettersson nació el 11 de mayo de 1938. Aparte de poeta, narradora. O quizá debí decir aparte de narradora, poeta. Una persona de trayectoria, como sea, bien publicada, con varios premios en su haber. Sus libros están en Sophos, atiendan. Rocío Cerón (un primer nombre sutil, un apellido fuerte) es una poeta ya de mucha presencia y total compromiso. Vendría a ser una poeta de mi generación, realmente, y me parece que es fácil encontrar los nexos y los nodos (y los nudos) de encuentro. Lo voy a poner así: leerla es mucho como estar en casa.
           
2. Al Premio Mesoamericano de Poesía Luis Cardoza y Aragón (establecido por la Embajada de México, y a quien de plano agradecemos su interés por los patrimonios poéticos) yo me había metido ya como dos o tres veces, no recuerdo exactamente cuándo. Perdí en ambas ocasiones. Así que para mí esto de ganarlo era ya un asunto, si quieren, personal. Curiosamente, la reciente edición sería la última vez en que iba a poder concursar, pues el límite de edad, más bien arbitrario, es de cuarenta años. He ganado algunos premios en prosa, pero han sido menos los de poesía, y en cierto modo el pegarle a este premio, que tampoco es un premio pishmico, diría yo, cumple como una legitimación externa de mi escritura propiamente poética. Puede ser una percepción falsa, pero siempre me he sentido un tanto menos considerado como poeta que como narrador. Y sin embargo es un oficio que he buscado mucho, y son a la fecha unos doce poemarios los que he escrito, si a alguien le importa.  
           
3. Del libro: se llama Clavícula. Una especie de dietario íntimo y ambiental, para cierto momento de mi vida. Me gustaría pensar que hay en él frescura, así como diversidad de espíritu y procedimiento. Lo releí hace poco y me di cuenta que posee cierto estándar de oscuridad, lo cual siempre es bueno. Sin embargo no se perdió, me parece, la elegancia del humor. Por demás es un libro muy impregnado de cine, y especialmente narrativo. Así como la poesía entró en el flujo de mi prosa (y Cardoza por cierto mucho tuvo que ver en ello) lo mismo ocurrió en sentido inverso. Cruzar géneros, hibridar. Es mi rollo. El libro según entiendo será publicado, no sé cuándo, por Editorial Cultura. Conociendo los ritmos de Editorial Cultura puede que salga el próximo siglo. Según yo, no iba a publicar más offline, pero, bueno, siempre termina apareciendo otro impreso por ahí. Justo cuando pensé que estaba afuera, etc.
           
4. Eso de los premios ha sido una dinámica interesante, pero para mí es hora de decirles adiós. Que otros los ganen y los pierdan.


(Buscando a Syd publicada el 21 de julio de 2016 en El Periódico.)

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Mi foto
Maurice Echeverría (1976) nació en la ciudad de Guatemala. Ha publicado el libro de cuentos "Sala de espera" (Magna Terra, Guatemala, 2001) y "Por lo menos" (Santillana, Punto de Lectura, Guatemala, 2013). Los libros de poesía "Encierro y divagación en tres espacios y un anexo" (Editorial X, 2001) y "Los falsos millonarios" (Catafixia, 2010). Ha publicado la nouvelle "Labios" (Magna Terra, Guatemala, 2003), así como la novela "Diccionario Esotérico" (Norma, Guatemala, 2006). Maurice Echeverría ha colaborado en medios locales como Siglo XXI, El Periódico o Plaza Pública. Algunos de sus textos periodísticos son encontrables en el blog "Las páginas vulgares" (http://www.laspaginasvulgares.blogspot.com/). Como columnista, trabajó activamente para el diario El Quetzalteco, por medio de su columna "La Cueva" (reseñas de cine) y su columna editorial "Los Tarados". Desde el 2002 mantiene su columna "Buscando a Syd", en el diario El Periódico.
 
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