The Paris Review (1)
Desde hace
algún tiempo, quería yo dedicarle una columna al que fuera –y es– uno de los
proyectos culturales menos decepcionantes del siglo XX. Me refiero a la revista
The Paris Review.
Por décadas,
The Paris Review nos ha venido ofreciendo, ritual, estacional y cíclicamente, un
festejo literario tras otro. Es ilusión para muchos comprar el último número de
esta mítica–mística publicación: no hay mejor manera de leer materiales
altamente curados, y estar enterado del pulso de las letras del mundo.
No importa si
se trata de la edición más reciente o uno de sus back issues: The Paris Review
es por “su perfil alternativo y al mismo tiempo conservador” (Rodrigo Fresán)
un objeto de colección y de revelación material e intelectual. Con una
consistencia extraordinaria, The Paris Review siempre ha cumplido en su tarea
titánica de consagrar a los autores conocidos, mientras presenta a su vez a
autores inéditos que luego formarán parte del canon.
Aparte de su
autoridad y su frescura, esta revista resalta por ser un reservorio de
conocimiento, por su conferido cuidado, por su abundante producción, por su absoluta
entrega, su curiosidad impenitente, por su lealtad invicta al mapa de las letras,
por su talento atractivo y su elegancia, así como por su sensibilidad verbal (pero
además visual, puesto que siempre supo darnos un vínculo esencial con el arte y
el poder gráfico y fotográfico).
Y claro, por
su heroicidad y por su gesta, que ha venido desenvolviéndose desde 1957, desde
que la revista fuera fundada por Harold L. Humes, Peter Matthiessen y George
Plimpton. Por cierto, si quieren saber algo de ese momento mágico cuando comenzó
todo, les recomiendo que lean un texto hermoso de William Styron –otro de los
iniciadores de la dicha saga– que se llama
Born in Montparnasse,
disponible por demás en el sitio web de la revista.
Plimpton, como
se sabe, fue el editor de toda la vida de la revista, hasta su muerte, en 2003
(felizmente alcanzó a dejarnos, antes de la misma, ciertas antologías
notables). Murió Plimpton, pero la revista siguió, y sigue, en una nueva
reencarnación y con un nuevo editor (Lorin Stein). The Paris Review se ha adaptado
a los tiempos actuales. Hoy tiene una preciosa actividad en las redes sociales;
un blog, The Daily, de mucho interés;
y un website que es una cueva de diamantes.
Particularmente
en el mismo nos deberá llamar la atención el archivo de entrevistas. Es decir
todo ese cuerpo de diálogos que ha venido conociéndose como Writers at Work. Muchas de las mejores y
más icónicas frases que dijeron los mejores escritores del mundo salieron de esos
intercambios verbales.
Así es. Geniales
entrevistadores haciendo geniales entrevistas a geniales entrevistados. Que son
incontables. Sea suficiente nombrar a algunos, como Norman Mailer, Kurt Vonnegut,
James Ballard, Don DeLillo, Murakami o William Gibson…
(Buscando a Syd publicada el 12 de mayo de
2016 en El Periódico.)
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