'Buscando a Syd'... El reto ha sido buscar lo poético en lo profano y lo eterno en lo breve, siendo lo breve una columna medio extraviada en la penúltima, y quien llega a la penúltima, ya se sabe, llega allí con las manos sucias, luego de haber manoseado el diario entero, neurótico de actualidad y maldiciendo. El escritor de penúltimas sabe que una vez cerrado el periódico, jamás será abierto de nuevo, y por eso se juega el todo por el todo. Sirva, pues, cada uno de estos textos como prefacio al olvido… Es lo que soy... Un escritor de relámpagos… Maurice Echeverría







Lengua (1)

El lenguaje es un organismo cultural vivo, que ha experimentado majestuosas, luminosas transformaciones.
           
Y sin embargo habrá tenido una incepción muy oscura y densa. Surgiera acaso desde el fondo de nuestra fisiología profunda como un puro grito, un mecanismo basal de sobrevivencia, una forma primigenia contra la aniquilación. ¿Por qué otros animales no parieron un lenguaje, un universo simbólico tan sofisticado como el nuestro? Hay que atribuirlo a condiciones ambientales, proteínicas y neurofisiológicas particulares.

En todo caso, ese grito, al principio desnudo, bárbaro, simiesco, enseguida fue adquiriendo propiedades más asombrosas: un instrumento para comunicar con la naturaleza e invocar sus favores. Relación mágica que de hecho se fue tecnificando: manipulando el signo verbal, se afectaba la cosa y el ente, sobre el cual se podía ejercer alguna clase de dominio.
           
Ni decir que esto dio inicio a un proceso de instrumentalización de la realidad, que de esa cuenta pasó a ser ordenable, habitable e intersocial. Es decir comunitaria. Toda comunidad es lo cierto una comunidad verbal.
           
Por supuesto, no estamos hablando de una mera comunidad verbal, sino de muchas, poblando las extensiones y los tiempos. El lenguaje tiene esa propiedad babélica: se fragmenta en lenguas y hablas. Sobre el espejo babélico, el lenguaje se habría quebrado, dando como resultado una multiplicidad de dominios lingüísticos insulares.
           
Las cruzadas imperiales buscaron poner fin a esa atomización. Por supuesto, toda dominación imperial exige la unificación mayor de la lengua. El orden concebido de la polis depende directamente de la regularidad de la misma, y esa regularidad requiere de gramáticos y verbalistas, que la uniforman y cristalizan. Todas las grandes lenguas pasan por procesos de regimentación y moralización. Sin esos procesos no podríamos de hecho entendernos, nos perderíamos en un laberinto de dialectos.
           
Claro, el problema de la codificación excesiva de la lengua es que la vuelve rígida, la osifica y le corta sus corrientes creativas. Semejante sistematización apela a menudo a una pretendida pureza. Y ya se sabe que cuando se buscan mucho las purezas, surgen pronto los fascismos.       
           
En un contexto como este, rebelarse contra los consensos de la lengua es aconsejable. Es una rebelión eterna. Aquí citamos al poeta argentino Juan Gelman, quien en su discurso de recibimiento del Premio Cervantes dijo:
           
Hace unos años ciertos poetas lanzaron una advertencia en tono casi legislativo: no hay que lastimar al lenguaje, como si este fuera río coagulado, como si los pueblos no vinieran "lastimándolo" desde que empezaron a nombrar. Cuando Lope dice "siempre mañana y nunca mañanamos" agranda el lenguaje y muestra que el castellano vive, porque sólo no cambian las lenguas que están muertas. La lengua expande el lenguaje para hablar mejor consigo misma.”


(Buscando a Syd publicada el 21 de enero de 2016 en El Periódico.)

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Maurice Echeverría (1976) nació en la ciudad de Guatemala. Ha publicado el libro de cuentos "Sala de espera" (Magna Terra, Guatemala, 2001) y "Por lo menos" (Santillana, Punto de Lectura, Guatemala, 2013). Los libros de poesía "Encierro y divagación en tres espacios y un anexo" (Editorial X, 2001) y "Los falsos millonarios" (Catafixia, 2010). Ha publicado la nouvelle "Labios" (Magna Terra, Guatemala, 2003), así como la novela "Diccionario Esotérico" (Norma, Guatemala, 2006). Maurice Echeverría ha colaborado en medios locales como Siglo XXI, El Periódico o Plaza Pública. Algunos de sus textos periodísticos son encontrables en el blog "Las páginas vulgares" (http://www.laspaginasvulgares.blogspot.com/). Como columnista, trabajó activamente para el diario El Quetzalteco, por medio de su columna "La Cueva" (reseñas de cine) y su columna editorial "Los Tarados". Desde el 2002 mantiene su columna "Buscando a Syd", en el diario El Periódico.
 
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