'Buscando a Syd'... El reto ha sido buscar lo poético en lo profano y lo eterno en lo breve, siendo lo breve una columna medio extraviada en la penúltima, y quien llega a la penúltima, ya se sabe, llega allí con las manos sucias, luego de haber manoseado el diario entero, neurótico de actualidad y maldiciendo. El escritor de penúltimas sabe que una vez cerrado el periódico, jamás será abierto de nuevo, y por eso se juega el todo por el todo. Sirva, pues, cada uno de estos textos como prefacio al olvido… Es lo que soy... Un escritor de relámpagos… Maurice Echeverría







Distancia, a distancia



Aquí, como cada año, emocionado con la temporada de premios de cine, que culminan en los dorados Oscar.
           
Claro, estaría más emocionado si Ixcanul hubiera quedado nominada como mejor película extranjera.
           
Pasará mucho, mucho tiempo antes de que se vuelvan a reunir las causas y condiciones apropiadas para que un largometraje local tenga una oportunidad real en los Oscar. Quizá dentro de veinticinco vidas podré ver un filme nuestro en los Oscar. Solo que en esa vida ya no seré guatemalteco: seré africano.
           
No es que Ixcanul sea menos sin esa nominación, por supuesto. Pero tampoco hay que desdeñar lo que un premio como ese puede ofrecer: visibilización.
           
Visibilización del cine hecho en el país, y, en el caso de Ixcanul, visibilización del mundo indígena y campesino que retrata. Quizá no exista película guatemalteca que lo haya hecho mejor hasta la fecha.  
           
Pero no hemos de pensar que es la única película de ficción que aborda el tópico indígena. Pensemos ya en Distancia (2011), de Sergio Ramírez, cuya trama sencilla nos habla de un campesino que va a Nebaj a conocer a su hija, perdida en el contexto de la guerra. Es así cómo se va dando un filme en clave de road movie, que es la historia de un encuentro, de una consumación, de un cierre que es una apertura y un principio.  
           
Distancia, sin recibir la atención que recibió Ixcanul, es una película relevante. Entre otras razones, porque propone una intimidad con el mundo rural, una conexión que hoy es prácticamente inexistente, incluso en el seno de ese mismo mundo rural.   
           
Tenemos algunas críticas. La primera es que Ramírez hubiera podido entregar una narración más excitante, más lírica, más enlaberintada, más cruel. Y luego también nos faltó el humor, ese humor que sin embargo Ramírez posee y nos mostró de hecho en su encantador cortometraje Hoy sí. 
           
Como película, Ixcanul es superior a Distancia, acaso porque es más visceral, menos programática. Distancia, con su voluntad memorialista (empieza literalmente en una exhumación) y su agenda, demasiado explícita, de exhibir un drama nacional –casi ideológicamente nacional– resulta más rígida y morosa de planteamiento.
           
No es que ese drama nacional no sea importante, obvio. Más ahora, cuando la reciente captura de varios militares vinculados a crímenes de lesa humanidad, nos re–catapulta a ese sector de nuestra historia, mismo que Distancia aborda. Lo que pasa es que sentimos que el drama del filme es vicario, externo, que se ha tomado prestado de la Historia con mayúscula, y no surge desde la interioridad del guión mismo, que no presenta conflicto nativo.  
           
Pero hay que darle un crédito a Distancia, y es que ya contiene mucho de los elementos que luego fueran celebrados en Ixcanul: el idioma maya, la ruralidad profunda, el desprecio ladino, la fragmentación intraindígena. Parece importante destacarlo.

             
(Buscando a Syd publicada el 14 de enero de 2016 en El Periódico.)


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Maurice Echeverría (1976) nació en la ciudad de Guatemala. Ha publicado el libro de cuentos "Sala de espera" (Magna Terra, Guatemala, 2001) y "Por lo menos" (Santillana, Punto de Lectura, Guatemala, 2013). Los libros de poesía "Encierro y divagación en tres espacios y un anexo" (Editorial X, 2001) y "Los falsos millonarios" (Catafixia, 2010). Ha publicado la nouvelle "Labios" (Magna Terra, Guatemala, 2003), así como la novela "Diccionario Esotérico" (Norma, Guatemala, 2006). Maurice Echeverría ha colaborado en medios locales como Siglo XXI, El Periódico o Plaza Pública. Algunos de sus textos periodísticos son encontrables en el blog "Las páginas vulgares" (http://www.laspaginasvulgares.blogspot.com/). Como columnista, trabajó activamente para el diario El Quetzalteco, por medio de su columna "La Cueva" (reseñas de cine) y su columna editorial "Los Tarados". Desde el 2002 mantiene su columna "Buscando a Syd", en el diario El Periódico.
 
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