'Buscando a Syd'... El reto ha sido buscar lo poético en lo profano y lo eterno en lo breve, siendo lo breve una columna medio extraviada en la penúltima, y quien llega a la penúltima, ya se sabe, llega allí con las manos sucias, luego de haber manoseado el diario entero, neurótico de actualidad y maldiciendo. El escritor de penúltimas sabe que una vez cerrado el periódico, jamás será abierto de nuevo, y por eso se juega el todo por el todo. Sirva, pues, cada uno de estos textos como prefacio al olvido… Es lo que soy... Un escritor de relámpagos… Maurice Echeverría







Allí donde hay orden


Soy uno de esos que se organizan. Ah cómo no. Eso tanto en mis asuntos personales como laborales.
           
Eso explicaría entonces las cuatro pizarras de marcador que tengo en mi estudio, cada una con una particular función ordenadora. Explicaría las dos agendas que uso cada año. Los folders perfectamente sistematizados en la compu. Explicaría el uso meticuloso que hago del calendario. Las secuencias vigiladas que voy estableciendo en cada regular día de mi existencia.
           
Y los horarios rigurosos y las incesantes repeticiones. En efecto, yo hago las mismas cosas todos los días, a la misma hora, sea ejercicio, comer, trabajar, hacer la siesta o meditar. Soy una persona muy neurótica en ese sentido. CL6 ya me conoce los modos, y me los tolera, y hasta los ama, en cierto modo, salvo cuando no. No debe ser fácil para mi esposa vivir con Sheldon.
           
Si tuviera que dar una justificación inteligente a mi reticulada personalidad citaría el monólogo undécimo de Criaturas del aire, de Fernando Savater, en donde Phileas Fogg nos dice: “Un espíritu verdaderamente observador, imaginativo y sensible a la variación inagotable de la vida, prefiere moverse dentro de un marco idéntico sobre el que destacan las delicadas oscilaciones de lo real”.
           
Por supuesto, el orden es muy importante para el escritor. Abordo cada texto desde un protocolo preciso, que ya a estas alturas tengo muy bien cocinado. Allí donde hay orden, musas y ángeles se presentan puntuales.
           
No caigo en el mito exagerado del arrebato romántico, ni tampoco en el de la automaticidad surrealista, y menos en el de la avanzada caótica pura. Escribí varias cosas desde estos procederes en algún pasado, y hasta quedaron bien, pero realmente lo que termina ocurriendo en la mayoría de casos es que el texto encalla en callejones muertos y faux pas, y escribir nos toma muchísimo más tiempo.            
           
Especialmente si se trata de una novela en donde hay que conjuntar tantos elementos (tramas y subtramas, técnicas narrativas, pautas de estilo, temas, personajes, escenas, descripciones, diálogos,  etcétera). Es mejor tener una claridad de lo que se va a escribir y propiciar con ello una configuración, un esqueleto, un diseño previo, aunque después se agarre para otro lado. Porque la idea no es matar la poesía, la deriva y la irracionalidad. Es al juntar lo estructurado y lo inesperado que ocurre el milagro.
           
En el caso de un freelancer como yo, es importante contar con un mecanismo que vaya eficientizando todas las esferas del oficio (comunicación con los clientes, cobro de trabajos y todo el resto). Si de algo me siento orgulloso es de mi sistema de organización laboral, que se fue marinando con los años, y que hoy goza de esa siempre extraña, de esa mutante cualidad: la funcionalidad. Funcionalidad que luego exijo a mis contrapartes laborales.
           
Un freelancer desorganizado es, como diría mi cuate el cuidador de carros, “morro al agua”. Lo único que tiene uno es su talento y su palabra. ¿Sin palabra, que sería del escritor? El deadline deberá ser cumplido.
             

(Buscando a Syd publicada el 7 de enero de 2016 en El Periódico)


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Mi foto
Maurice Echeverría (1976) nació en la ciudad de Guatemala. Ha publicado el libro de cuentos "Sala de espera" (Magna Terra, Guatemala, 2001) y "Por lo menos" (Santillana, Punto de Lectura, Guatemala, 2013). Los libros de poesía "Encierro y divagación en tres espacios y un anexo" (Editorial X, 2001) y "Los falsos millonarios" (Catafixia, 2010). Ha publicado la nouvelle "Labios" (Magna Terra, Guatemala, 2003), así como la novela "Diccionario Esotérico" (Norma, Guatemala, 2006). Maurice Echeverría ha colaborado en medios locales como Siglo XXI, El Periódico o Plaza Pública. Algunos de sus textos periodísticos son encontrables en el blog "Las páginas vulgares" (http://www.laspaginasvulgares.blogspot.com/). Como columnista, trabajó activamente para el diario El Quetzalteco, por medio de su columna "La Cueva" (reseñas de cine) y su columna editorial "Los Tarados". Desde el 2002 mantiene su columna "Buscando a Syd", en el diario El Periódico.
 
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