'Buscando a Syd'... El reto ha sido buscar lo poético en lo profano y lo eterno en lo breve, siendo lo breve una columna medio extraviada en la penúltima, y quien llega a la penúltima, ya se sabe, llega allí con las manos sucias, luego de haber manoseado el diario entero, neurótico de actualidad y maldiciendo. El escritor de penúltimas sabe que una vez cerrado el periódico, jamás será abierto de nuevo, y por eso se juega el todo por el todo. Sirva, pues, cada uno de estos textos como prefacio al olvido… Es lo que soy... Un escritor de relámpagos… Maurice Echeverría







Eso del matrimonio


Fue en septiembre de 2003 cuando me casé con la que es actualmente mi esposa.​ Desde entonces, hemos explorado ambos los múltiples territorios del  matrimonio (incluido el matrimonio abierto) y recorrido sus dimensiones inspiradas o bien oscuras.
           
En nuestro matrimonio han estado y están todas esas peleas, necrosidades, padeceres, errores, llantos, desolaciones, áreas ciegas, crisis y mezquindades propias de toda pareja. También y todo el tiempo hay momentos de exaltación, conexión, solidaridad y calma.

Todo lo cual ha venido a conjuntarse en una profunda experiencia humana.
           
Aprecio lo que el matrimonio tiene tanto de conservador como de creativo. Conservador en el sentido de que busca el compromiso, la estabilidad compartida, el equilibrio pragmático, la presencia en el tiempo y en el espacio. Y creativo porque cuando el matrimonio se asume de manera auténtica, es una experiencia dinámica, liminal, a ratos peligrosa. Un movimiento existencial en la región de lo imprevisible. Una vanguardia de la intimidad.
           
Entre lo conservador y creativo del matrimonio puede ocurrir cualquier cosa. Es por ello que hay matrimonios que duran un segundo y otros setenta años. Si mi esposa y yo acabamos mañana, no lo tomaría como un fracaso sino como una sagrada vuelta de la rueda de la impermanencia: cada relación tiene una fecha de expiración y una muerte natural. Por otro lado, si mi esposa y yo seguimos hasta el final, definitivamente lo apreciaría como algo muy hermoso: un trazo de luz que los dioses observan.


(Columna publicada el 1 de julio de 2015.)

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Mi foto
Maurice Echeverría (1976) nació en la ciudad de Guatemala. Ha publicado el libro de cuentos "Sala de espera" (Magna Terra, Guatemala, 2001) y "Por lo menos" (Santillana, Punto de Lectura, Guatemala, 2013). Los libros de poesía "Encierro y divagación en tres espacios y un anexo" (Editorial X, 2001) y "Los falsos millonarios" (Catafixia, 2010). Ha publicado la nouvelle "Labios" (Magna Terra, Guatemala, 2003), así como la novela "Diccionario Esotérico" (Norma, Guatemala, 2006). Maurice Echeverría ha colaborado en medios locales como Siglo XXI, El Periódico o Plaza Pública. Algunos de sus textos periodísticos son encontrables en el blog "Las páginas vulgares" (http://www.laspaginasvulgares.blogspot.com/). Como columnista, trabajó activamente para el diario El Quetzalteco, por medio de su columna "La Cueva" (reseñas de cine) y su columna editorial "Los Tarados". Desde el 2002 mantiene su columna "Buscando a Syd", en el diario El Periódico.
 
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