'Buscando a Syd'... El reto ha sido buscar lo poético en lo profano y lo eterno en lo breve, siendo lo breve una columna medio extraviada en la penúltima, y quien llega a la penúltima, ya se sabe, llega allí con las manos sucias, luego de haber manoseado el diario entero, neurótico de actualidad y maldiciendo. El escritor de penúltimas sabe que una vez cerrado el periódico, jamás será abierto de nuevo, y por eso se juega el todo por el todo. Sirva, pues, cada uno de estos textos como prefacio al olvido… Es lo que soy... Un escritor de relámpagos… Maurice Echeverría







Criterio mutante


Buscando a Syd regresa con nuevos aires y upgraded, tras haber sido secuestrada por una interminable serie llamada Gt.
           
Concibo a Buscando a Syd como una columna abierta al cambio, y a lo largo de sus ya casi quince años de vida ha pasado por toda clase de metamorfosis, en fondo y forma.
           
Bien podría llamarse Caitlyn.
           
Pero aún con todos esos cambios, su esencia ha permanecido la misma. Me refiero a eso de rendir un criterio mutante de las cosas públicas y privadas, con táctica creativa y verbal.
           
Esa táctica es especialmente importante ahora. En tiempos de grandes saltos hay que hacer parkour con las palabras. Y mejor si es en contra de los esbirros, los mercachifles, los mierdas usuales, que siempre buscan quedarse con el mundo.
           
El humor ayuda. Reconozco que últimamente he estado un poco seriecito. Mea culpa. Pero sepan que nada me horroriza más que la solemnidad. Sosa solemnidad propia de tantos columnistas que se pasan la vida pontificando en tonalidades napoleónicas mientras se dedican a marrar tiros editoriales en los polígonos del aburrimiento a la hora en que a nadie más le importa.
           
Yo no quiero que Buscando a Syd se convierta en una de esas rígidas–adocenadas colaboraciones.
           
Volveremos al humor y volveremos a los márgenes. Después de todo, Buscando a Syd nació en las orillas, en las periferias de este diario. No vamos a traicionar esa marginalidad suya, que es decir su naturaleza extraña, insecta.
           
Entiéndase: no traicionar para nada quiere decir quedarse quieto. Aquí el compromiso es huir hacia delante, y abrirse paso virilmente –y hembrilmente– entre la selva. Siete machetes me acompañan. Van bien afilados.


(Buscando a Syd publicada el 11 de junio de 2015 en El Periódico.)

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Mi foto
Maurice Echeverría (1976) nació en la ciudad de Guatemala. Ha publicado el libro de cuentos "Sala de espera" (Magna Terra, Guatemala, 2001) y "Por lo menos" (Santillana, Punto de Lectura, Guatemala, 2013). Los libros de poesía "Encierro y divagación en tres espacios y un anexo" (Editorial X, 2001) y "Los falsos millonarios" (Catafixia, 2010). Ha publicado la nouvelle "Labios" (Magna Terra, Guatemala, 2003), así como la novela "Diccionario Esotérico" (Norma, Guatemala, 2006). Maurice Echeverría ha colaborado en medios locales como Siglo XXI, El Periódico o Plaza Pública. Algunos de sus textos periodísticos son encontrables en el blog "Las páginas vulgares" (http://www.laspaginasvulgares.blogspot.com/). Como columnista, trabajó activamente para el diario El Quetzalteco, por medio de su columna "La Cueva" (reseñas de cine) y su columna editorial "Los Tarados". Desde el 2002 mantiene su columna "Buscando a Syd", en el diario El Periódico.
 
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