Gt (64)
En cuanto a los valores que propuse para
el país, para mí lo ideal es que sean propagados: no impuestos, sino
explicados. No es cuestión de crear borregos guatemaltecos, sinos seres morales
inteligentes al servicio de nuestra comunidad nacional. Además, comprendiendo
que los valores no son reglas dogmáticas y cerradas al servicio de un crudo
volksgeist, sino energías abiertas, que por tanto ofrecen muchas posibilidades.
En teoría, un valor será siempre el más
adecuado, más relevante para tratar con cierta situación determinada, y el arte
es saber cuál. Pero en realidad raramente una situación demanda un valor único.
Por lo general requiere acordes específicos de valores, esto es: combinaciones
customizadas para el reto en desarrollo.
Es importantísimo captar
que cada característica genérica de la personalidad guatemalteca tiene muchos
registros y matices y niveles y tonalidades y por ende se manifiesta de muchas
maneras concretas y sutiles. Además posee innumerables aspectos sombra y
aspectos luz. La cosa se hace más difícil cuando nos damos cuenta cómo esa característica
se combina con otras características nacionales que son también extremadamente sofisticadas
y complejas, formando un todo vertiginoso y fractal.
Por demás, incluso dentro de un mismo esquema
colectivo de funcionamiento, los distintos guatemaltecos pondrán a jugar el
aparato axiológico genérico nacional de distintas maneras, según sus
inclinaciones y posiciones en el tablero. Hablo en Gt del guatemalteco como sujeto imbuido de colectividad
guatemalteca, a sabiendas que cada guatemalteco elije una coordenada íntima
dentro de la vasta personalidad nacional, una coordenada que será más o menos fluida,
según el caso particular.
Y aún hay que agregar otra complicación:
los guatemaltecos individuales deberán contar con sus propios valores
personales, independientes de los del chumul, y luego ponerlos a jugar con los
valores generales nacionales aquí propuestos. A veces tendrán que ceder un poco
ante los valores colectivos, otras veces deberán poner los suyos primero,
incluso enfrentando aquellos.
Por demás es posible que el país tenga
un sistema primario de tendencias arquetípicas y valores, pero eso no niega que
hayan subsistemas axiológicos, para enfrentar determinadas situaciones. Eso es
ya más embrollado e imposible de abordar en este espacio.
(Buscando a Syd publicada el 21 de mayo
de 2015 en El Periódico.)
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