Gt (57)
Así vamos pecando todos... Nunca faltan los
peones progres, enmielados e ingenuos, que nos hinchan a todos los huevos con
sus pequeños discursitos chapoteantes, en donde no se ve por ningún lado la
lectura o la experiencia… Los que terminan sustituyendo el genuino ethos
político por un lirismo barato, beato e inconsecuente, cuando no idiótico...
Los que pierden el tiempo con blancos fáciles, seguros… Los que se extravían en
inocuas abstracciones… Que hablan desde la pura fantasía doctrinaria, y residen
en un perfecto cuento de hadas, de hadas y ogros… Los que, en su dogmatismo
blanco y negro, nunca saltan al otro, por mucho que se llenen el hocico de
grandes palabras como diálogo, como pluralismo... Casi tan desagradables como
esos que creen que tienen algo demasiado importante y trascendental que
heredarle a las futuras generaciones... Piensan que lo están cambiando todo y
no están cambiando un carajo… Los que, no bastándoles el presente, quieren
apropiarse del porvenir, como ya lo hicieran del pasado... Los paranoicos irremediables...
Los que queriendo ayudar, ensucian, empeoran... Los agitadores de facebook, que
revientan o pontifican, pero eso sí, en la perfecta entelequia de su mullida
poltrona…. Y aquellos propagandistas que alegan por todo, por ejemplo en la
sobremesa, pero nada hacen, nada resuelven, no aportan genuina información ni
claridad orientadora, no plantean soluciones concretas más allá de las decorativas,
no accionan, no participan realmente, no lideran, no dan el ejemplo, no sirven
y de nada sirven, solo hacen ruido, insultan a todo el mundo, se burlan de cada
quien, y escriben sus posts en mayúsculas, siendo unos mocosos descalificadores,
desdeñosos, envarados y condescendientes, que ignoran las reglas de la comunicación elemental. En suma: unos léperos ideológicos. Todo lo
anterior aplica por igual a activistas de izquierda y derecha. En términos generales, sin su preciosa
indignación, muchos críticos de uno u otro signo se quedarían sin razón de ser
(y algunos sin changarro) y por tanto lo peor que les podría pasar es que el
sistema de veras se arreglase. Hablaremos en ese sentido de una indignación u
oposición cómplice, que de hecho mantiene al statu quo por medio de la
polarización inmovilizadora. Es muy sutil, y puede ser consciente o
inconsciente.
(Columna publicada el 26 de marzo de 2015.)
No hay comentarios:
Publicar un comentario