'Buscando a Syd'... El reto ha sido buscar lo poético en lo profano y lo eterno en lo breve, siendo lo breve una columna medio extraviada en la penúltima, y quien llega a la penúltima, ya se sabe, llega allí con las manos sucias, luego de haber manoseado el diario entero, neurótico de actualidad y maldiciendo. El escritor de penúltimas sabe que una vez cerrado el periódico, jamás será abierto de nuevo, y por eso se juega el todo por el todo. Sirva, pues, cada uno de estos textos como prefacio al olvido… Es lo que soy... Un escritor de relámpagos… Maurice Echeverría







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Los sistemas administrativos deficientes asimismo deberán ser reformados con intrepidez, fiscalizados con furia. La fuerza institucional y los cuerpos de seguridad tienen que estar al centavo, si queremos poner en cintura los anarcopoderes emergentes o ya axiales, así el narcotráfico, y cortocircuitar los salvoconductos con los cuales se pretende hacer dinero fuera de la dinámica del trabajo, me refiero al honorable.

En términos generales, nuestra cultura cuenta con corrientes de decencia y dignidad, códigos de responsabilidad y propósito, legados axiológicos y principios espirituales que urge rehabilitar en casa, en el barrio, en el pueblo y en todo el país. Esto incluyo tener algunos malditos modales, y aprender a modular nuestra expresión (¿qué cosa es la libertad de expresión sin la responsabilidad expresiva?). La democratización es un evento apreciable, pero hay que entender que con ella también se democratiza toda suerte de vicios. Allí es donde entra el sentido moderno de orden y jerarquía, tan repudiado por el posmodernismo, me refiero al infantil. Siempre habrá un histérico que considere que cuando digo estas cosas estoy empujando alguna clase de agenda facho–jihadista, o que la presente es una invitación a saludar a la bandera (nunca ha sido mi estilo) cuando lo único que estoy diciendo es que las personas sin ningún sentido de jerarquía exterior/interior suelen tener problemas graves para generar otra cosa que no sea indignación o neurosis. A los cincuenta y sesenta años, siguen siendo incapaces de sostener un nivel serio, articulado, estable y funcional de compromiso y vida relacional profunda. Se toman por muy auténticos, pero rigurosamente carecen de toda médula –no tienen sustancia.

Una democracia no regulada, sin camino, sin razón, sin integridad, es una receta para el fracaso, y un caldo de cultivo para el populismo, me refiero al patológico. Por demás, será escandaloso para algunos lo que voy a decir, pero no puede ser mala idea crear mecanismos laicos y sensatos de control de la natalidad, con el fin de cuidar el equilibrio demográfico nacional, porque esto, sinceramente, se sale de control.


(Columna publicada el 15 de enero de 2015.)

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Maurice Echeverría (1976) nació en la ciudad de Guatemala. Ha publicado el libro de cuentos "Sala de espera" (Magna Terra, Guatemala, 2001) y "Por lo menos" (Santillana, Punto de Lectura, Guatemala, 2013). Los libros de poesía "Encierro y divagación en tres espacios y un anexo" (Editorial X, 2001) y "Los falsos millonarios" (Catafixia, 2010). Ha publicado la nouvelle "Labios" (Magna Terra, Guatemala, 2003), así como la novela "Diccionario Esotérico" (Norma, Guatemala, 2006). Maurice Echeverría ha colaborado en medios locales como Siglo XXI, El Periódico o Plaza Pública. Algunos de sus textos periodísticos son encontrables en el blog "Las páginas vulgares" (http://www.laspaginasvulgares.blogspot.com/). Como columnista, trabajó activamente para el diario El Quetzalteco, por medio de su columna "La Cueva" (reseñas de cine) y su columna editorial "Los Tarados". Desde el 2002 mantiene su columna "Buscando a Syd", en el diario El Periódico.
 
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