'Buscando a Syd'... El reto ha sido buscar lo poético en lo profano y lo eterno en lo breve, siendo lo breve una columna medio extraviada en la penúltima, y quien llega a la penúltima, ya se sabe, llega allí con las manos sucias, luego de haber manoseado el diario entero, neurótico de actualidad y maldiciendo. El escritor de penúltimas sabe que una vez cerrado el periódico, jamás será abierto de nuevo, y por eso se juega el todo por el todo. Sirva, pues, cada uno de estos textos como prefacio al olvido… Es lo que soy... Un escritor de relámpagos… Maurice Echeverría







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Pero nunca vamos a entronizar nuestra visión de país sin botar los antiguos esquemas de cambio. En efecto, todos los viejos esfuerzos por traer evolución al país no han conseguido darnos una vida nacional satisfactoria. ¿Por qué insistimos en ellos? Precisa salir de la negación. Rendirse y pasar –con honestidad y firmeza, apertura y disposición– a otra cosa, a otro cuerpo de posibilidades.

Porque de hecho hay otro cuerpo de posibilidades. De nada sirve adoptar una posición fetal, y hundirse en la pura decepción desmoralizada o atrabiliaria. Podemos confiar en que obtendremos los recursos para diseñar un país más funcional, si nos abrimos a ello. La primera condición para que el cambio se dé es que aceptemos la realidad del cambio, y en este caso estamos hablando del cambio a la cordura.

Por supuesto, un problema aquí es mezclar el nuevo vino con el viejo. Tenemos que aprender a reconocer el vino viejo como tal, y ser muy honestos al respecto. A veces decimos que queremos cambiar, pero la verdad es que no estamos dispuestos a limpiar la vasija, el odre, no hay disposición, no hay humildad. Estamos llenos de nuestro propio gelatinoso orgullo, de nuestras propios, rígidos, grumosos puntos de vista.

Para reestructurar nuestra sistema de posibilidades, vamos a tener que rectificar nuestras motivaciones, nuestra visión, nuestra conducta cultural toda. Y luego vigilar que no volvamos a caer en las antiguas maneras, en los mismos credos cerrados. Por otro lado, no se trata de crear una nueva fórmula estanca, sino de entender que el paradigma entrante de cambio deberá ser dinámico, siempre rastreando nuevos horizontes de funcionalidad.

Así pues, el trabajo no termina. Por mí, por el otro, por la galaxia entera de relaciones culturales del país, se precisa seguir trabajando.


(Columna publicada el 20 de noviembre de 2014.)

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Maurice Echeverría (1976) nació en la ciudad de Guatemala. Ha publicado el libro de cuentos "Sala de espera" (Magna Terra, Guatemala, 2001) y "Por lo menos" (Santillana, Punto de Lectura, Guatemala, 2013). Los libros de poesía "Encierro y divagación en tres espacios y un anexo" (Editorial X, 2001) y "Los falsos millonarios" (Catafixia, 2010). Ha publicado la nouvelle "Labios" (Magna Terra, Guatemala, 2003), así como la novela "Diccionario Esotérico" (Norma, Guatemala, 2006). Maurice Echeverría ha colaborado en medios locales como Siglo XXI, El Periódico o Plaza Pública. Algunos de sus textos periodísticos son encontrables en el blog "Las páginas vulgares" (http://www.laspaginasvulgares.blogspot.com/). Como columnista, trabajó activamente para el diario El Quetzalteco, por medio de su columna "La Cueva" (reseñas de cine) y su columna editorial "Los Tarados". Desde el 2002 mantiene su columna "Buscando a Syd", en el diario El Periódico.
 
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