'Buscando a Syd'... El reto ha sido buscar lo poético en lo profano y lo eterno en lo breve, siendo lo breve una columna medio extraviada en la penúltima, y quien llega a la penúltima, ya se sabe, llega allí con las manos sucias, luego de haber manoseado el diario entero, neurótico de actualidad y maldiciendo. El escritor de penúltimas sabe que una vez cerrado el periódico, jamás será abierto de nuevo, y por eso se juega el todo por el todo. Sirva, pues, cada uno de estos textos como prefacio al olvido… Es lo que soy... Un escritor de relámpagos… Maurice Echeverría







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Qué cantidad de registros experienciales y alteridades ofrece Guatemala, lo cual da lugar, por supuesto, a muchos contrastes –a menudo violentos. El turista estaba hace un ratito nomás en un lugar muy cómodo e idílico y de pronto aparece hiperfluidamente en un paraje en donde es evidente que las cosas no cuadran, son tristes, son feas.

No hay porque esconder estas contradicciones, estos contenidos paradójicos: enzimas honestas de nuestra realidad que van trabajando al visitante. Lo bueno y lo malo, lo santo y lo nocturnal, lo significativo y lo moroso: no se enmascara nada. Es la rica tradición de lo real maravillo (y más: de lo repugnante maravilloso) de la cual Guatemala forma parte. Todo es a la vez onírico y completamente directo. Entonces el extranjero tiene acceso a un espacio, que siendo un espacio de huida, de imaginación y de magia, es angustiante como ninguno. Es una escapada, sí, pero una escapada a lo real propiamente. En medio de la evasión hay encuentro, y en medio del encuentro, ascensión profunda. En efecto, tiene eso de transformadora la condición humana, incluso y sobre todo la más incoherente y necesitada. No hablo de un zafio turismo de la pobreza –para nada– sino de algo de hecho más profundo, más digno, que no consiste en hacer de la miseria una fantasía, ni tampoco busca erigir en medio de la desdicha un parque temático. Evitar lo artificial es extremadamente importante. Que la experiencia sea incluso acerba, pero que no deje de ser genuina.

Guatemala bien puede ser para el amigo forastero una auténtica manera de perderse y de encontrarse. Si está dispuesto a ello, el peregrino está en posibilidad de recibir, de manera concentrada, revelaciones profundas sobre su propia identidad. ¿Un eslogan? Aquí está: viajar a Guate es viajar adentro.


(Columna publicada el 6 de noviembre de 2014.)

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Mi foto
Maurice Echeverría (1976) nació en la ciudad de Guatemala. Ha publicado el libro de cuentos "Sala de espera" (Magna Terra, Guatemala, 2001) y "Por lo menos" (Santillana, Punto de Lectura, Guatemala, 2013). Los libros de poesía "Encierro y divagación en tres espacios y un anexo" (Editorial X, 2001) y "Los falsos millonarios" (Catafixia, 2010). Ha publicado la nouvelle "Labios" (Magna Terra, Guatemala, 2003), así como la novela "Diccionario Esotérico" (Norma, Guatemala, 2006). Maurice Echeverría ha colaborado en medios locales como Siglo XXI, El Periódico o Plaza Pública. Algunos de sus textos periodísticos son encontrables en el blog "Las páginas vulgares" (http://www.laspaginasvulgares.blogspot.com/). Como columnista, trabajó activamente para el diario El Quetzalteco, por medio de su columna "La Cueva" (reseñas de cine) y su columna editorial "Los Tarados". Desde el 2002 mantiene su columna "Buscando a Syd", en el diario El Periódico.
 
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