'Buscando a Syd'... El reto ha sido buscar lo poético en lo profano y lo eterno en lo breve, siendo lo breve una columna medio extraviada en la penúltima, y quien llega a la penúltima, ya se sabe, llega allí con las manos sucias, luego de haber manoseado el diario entero, neurótico de actualidad y maldiciendo. El escritor de penúltimas sabe que una vez cerrado el periódico, jamás será abierto de nuevo, y por eso se juega el todo por el todo. Sirva, pues, cada uno de estos textos como prefacio al olvido… Es lo que soy... Un escritor de relámpagos… Maurice Echeverría







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Como yo lo veo, la integridad toda de nuestra nación dependerá de nuestra aptitud para crear un movimiento de coemergencia en donde izquierda atávica se abra al futuro y derecha ahistórica se integre al pasado dando lugar a una suerte de interzona intrépida, un salto radical al otro. Solo un movimiento de esta naturaleza posibilitaría las condiciones para actualizar el proyecto de la conciliación nacional. Un movimiento que, ya sin la atmósfera programática de la firma de la paz, pueda adoptar dos rasgos esenciales: seriedad y confianza. Porque sin ellos, no seremos libres, y la guerra (que no ha terminado) jamás va a terminar.

Para mí la perspectiva pragmática y republicana de la derecha local es, en su expresión coherente (que la tiene), completamente válida y relevante, y no podremos sacar adelante este país sin su concurrencia. Como tampoco sin la concurrencia de una izquierda entregada y sensible que catalice la conversación social. Es una pena que ideólogos y columnistas de derecha sean muchos de ellos tan cerriles para comprender su propio capital moral y defenderlo con mayor nobleza, agilidad intelectual, rigor discursivo, y proyectando un sentido más audaz de rendición de cuentas. Como también es una pena que cierta izquierda no abandone la tonalidad púber y no esté dispuesta a reconocer ciertas complejidades inherentes del sistema, ni lo que está en juego más allá de su punto de vista, que a menudo decae en un romanticismo ideológico y una indignación infructífera, a la larga cómplice –más cuando se pone cínica– con el estado de las cosas.

Aparte de la pobreza material del país, hay otra pobreza que se manifiesta como ausencia radical de alteridad política, de uno y otro lado del péndulo.


(Columna publicada el 9 de octubre de 2014.)

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Maurice Echeverría (1976) nació en la ciudad de Guatemala. Ha publicado el libro de cuentos "Sala de espera" (Magna Terra, Guatemala, 2001) y "Por lo menos" (Santillana, Punto de Lectura, Guatemala, 2013). Los libros de poesía "Encierro y divagación en tres espacios y un anexo" (Editorial X, 2001) y "Los falsos millonarios" (Catafixia, 2010). Ha publicado la nouvelle "Labios" (Magna Terra, Guatemala, 2003), así como la novela "Diccionario Esotérico" (Norma, Guatemala, 2006). Maurice Echeverría ha colaborado en medios locales como Siglo XXI, El Periódico o Plaza Pública. Algunos de sus textos periodísticos son encontrables en el blog "Las páginas vulgares" (http://www.laspaginasvulgares.blogspot.com/). Como columnista, trabajó activamente para el diario El Quetzalteco, por medio de su columna "La Cueva" (reseñas de cine) y su columna editorial "Los Tarados". Desde el 2002 mantiene su columna "Buscando a Syd", en el diario El Periódico.
 
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