'Buscando a Syd'... El reto ha sido buscar lo poético en lo profano y lo eterno en lo breve, siendo lo breve una columna medio extraviada en la penúltima, y quien llega a la penúltima, ya se sabe, llega allí con las manos sucias, luego de haber manoseado el diario entero, neurótico de actualidad y maldiciendo. El escritor de penúltimas sabe que una vez cerrado el periódico, jamás será abierto de nuevo, y por eso se juega el todo por el todo. Sirva, pues, cada uno de estos textos como prefacio al olvido… Es lo que soy... Un escritor de relámpagos… Maurice Echeverría







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No explicaré aquí lo que es un valor, lo que es una ética, no acabaría. Me limitaré a decir que los valores son las estrategias que estructuran nuestra más elevada operatividad y dignidad. En términos nacionales, los valores compartidos hacen posible que el individuo armonice con su entorno, y que el entorno armonice consigo mismo.

Son necesarios para darle al proyecto nacional cohesión y lealtad cultural, para que no estalle en pedazos y celdas de caos. Los valores configuran un territorio interior y conductual a la vez dinámico (pues estamos hablando de principios abiertos y creativos) y metahistórico (pues no está basado en meras respuestas coyunturales).
             
Cosas extrañas, los valores: siendo subjetivos, relativos e intangibles también tienen una realidad cultural medible. Siendo productos ideales o espirituales también poseen una dimensión práctica, y están llamados a catalizar y generar acción concreta. Median entre la identidad y la conducta, entre lo que somos y lo que hacemos, dándonos una pauta de congruencia entre lo interno y lo externo, entre lo individual y lo colectivo.

También es correcto decir que los valores son puentes entre la identidad potencial y la actualizada. Los valores confirman en el dominio de la experiencia nuestra naturaleza cultural abstracta: no solo la reflejan, además la construyen, dinámicamente.
           
La idea sobre todo es dar con un código de valores que puedan ayudar a sanar y elevar nuestra inteligencia colectiva, nuestro capital ético–nacional, y rindan al país consistencia y dirección continuas.

Buscamos valores que le funcionen a todos los sectores e idiosincrasias del país. Habrán valores más cercanos a unos guatemaltecos que a otros: lo imprescindible es que la lista le funcione globalmente a todos. Por demás, habrán valores más masculinos, por llamarles así, y otros más femeninos, por así llamarles.


(Columna publicada el 24 de julio de 2014.)

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Mi foto
Maurice Echeverría (1976) nació en la ciudad de Guatemala. Ha publicado el libro de cuentos "Sala de espera" (Magna Terra, Guatemala, 2001) y "Por lo menos" (Santillana, Punto de Lectura, Guatemala, 2013). Los libros de poesía "Encierro y divagación en tres espacios y un anexo" (Editorial X, 2001) y "Los falsos millonarios" (Catafixia, 2010). Ha publicado la nouvelle "Labios" (Magna Terra, Guatemala, 2003), así como la novela "Diccionario Esotérico" (Norma, Guatemala, 2006). Maurice Echeverría ha colaborado en medios locales como Siglo XXI, El Periódico o Plaza Pública. Algunos de sus textos periodísticos son encontrables en el blog "Las páginas vulgares" (http://www.laspaginasvulgares.blogspot.com/). Como columnista, trabajó activamente para el diario El Quetzalteco, por medio de su columna "La Cueva" (reseñas de cine) y su columna editorial "Los Tarados". Desde el 2002 mantiene su columna "Buscando a Syd", en el diario El Periódico.
 
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