'Buscando a Syd'... El reto ha sido buscar lo poético en lo profano y lo eterno en lo breve, siendo lo breve una columna medio extraviada en la penúltima, y quien llega a la penúltima, ya se sabe, llega allí con las manos sucias, luego de haber manoseado el diario entero, neurótico de actualidad y maldiciendo. El escritor de penúltimas sabe que una vez cerrado el periódico, jamás será abierto de nuevo, y por eso se juega el todo por el todo. Sirva, pues, cada uno de estos textos como prefacio al olvido… Es lo que soy... Un escritor de relámpagos… Maurice Echeverría







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Así nuestra reciente guerra civil que, sin alcanzar la dimensión de otros conflictos similares en el orbe, fue una cosa en realidad inmedible. Pervive entre no pocos guatemaltecos un gran respeto por los combatientes que allí obraron, sean de la guerrilla o del ejército.

Del ejército por supuesto hay que hablar. No extraña que haya sido y continúe siendo una institución tan autorizada en el país, y que muchos de nuestros líderes, gobernantes o dictadores hayan sido de hecho militares, creando escenarios históricamente catastróficos. Está claro que el rol de los guerreros puros no debiera ser en ningún caso el de gobernar, porque gobernar es –lo es en principio– una actividad del conocimiento.

Y sin embargo, la idea no es negar la inclinación combatiente ni su nobleza, que la tiene. ¿Dudaremos que la lucha ha tenido un rol a veces necesario en la historia humana? A veces, el uso de soldados, estruendos y conflagraciones es legítimo. Y nunca es recomendable olvidar cómo defenderse.

Innumerables guerras han tenido que darse para que un pacifista pueda despreciar la guerra. Su postura es una prerrogativa producto de muchas batallas y crisis evolutivas. A menudo, es una postura no examinada. Es de leer las críticas de Krishnamurti o Aurobindo a Gandhi. La noción de ahimsa presenta toda clase de complejidades.

Por otro lado hay que entender lo obvio: la dimensión guerrera no tiene que pasar por fuerza por las armas, siendo por supuesto la idea trascenderlas. Un arma es un karma. Más cuando no obedece a ningún principio de consciencia, condición mínima. En tanto que sociedad altamente armada, damos rasgos de un irracionalismo fascistado.

(Columna publicada el 10 de abril de 2014.)

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Maurice Echeverría (1976) nació en la ciudad de Guatemala. Ha publicado el libro de cuentos "Sala de espera" (Magna Terra, Guatemala, 2001) y "Por lo menos" (Santillana, Punto de Lectura, Guatemala, 2013). Los libros de poesía "Encierro y divagación en tres espacios y un anexo" (Editorial X, 2001) y "Los falsos millonarios" (Catafixia, 2010). Ha publicado la nouvelle "Labios" (Magna Terra, Guatemala, 2003), así como la novela "Diccionario Esotérico" (Norma, Guatemala, 2006). Maurice Echeverría ha colaborado en medios locales como Siglo XXI, El Periódico o Plaza Pública. Algunos de sus textos periodísticos son encontrables en el blog "Las páginas vulgares" (http://www.laspaginasvulgares.blogspot.com/). Como columnista, trabajó activamente para el diario El Quetzalteco, por medio de su columna "La Cueva" (reseñas de cine) y su columna editorial "Los Tarados". Desde el 2002 mantiene su columna "Buscando a Syd", en el diario El Periódico.
 
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