'Buscando a Syd'... El reto ha sido buscar lo poético en lo profano y lo eterno en lo breve, siendo lo breve una columna medio extraviada en la penúltima, y quien llega a la penúltima, ya se sabe, llega allí con las manos sucias, luego de haber manoseado el diario entero, neurótico de actualidad y maldiciendo. El escritor de penúltimas sabe que una vez cerrado el periódico, jamás será abierto de nuevo, y por eso se juega el todo por el todo. Sirva, pues, cada uno de estos textos como prefacio al olvido… Es lo que soy... Un escritor de relámpagos… Maurice Echeverría







Humores que matan (1)

Celebro el vino de la ironía. Pero no la ironía que funciona a modo de ácido sobre los argumentos. No la ironía que trae el imperio de lo chato. No la ironía que es la pura dictadura del kínder.

No la recerota risotada.

Bromeando olvidamos que esos asuntos que tan ramplonamente convertimos en bufonerías chafas son de vida y muerte. Y así vamos manchando nuestra ironía de sangre.

Como yo lo veo, no hay ningún mérito en reducir una conversación intelectual o moral de alto calibre a un chiste, como si viviéramos en una barata peluquería perpetua.

Me llega la estrategia de la ironía –hiato en el templo de lo fijo– pero creo que aquellos que sistemáticamente convierten todo en sarcasmo, que rebajan cualquier análisis a ocurrencia turística, que no pueden sino ironizar, es porque se quedaron atrapados en el poder de la ironía, que es la ironía al servicio del poder, el suyo o de alguien más.

Progresivamente se van volviendo gélidos, infantiles o banales. Por lo general, son personas que tienen una esquina oscura no trabajada, un problema no resuelto, posiblemente con mami o papi.

No, no confío en las personas cuyo único exclusivo registro es la sátira. Columnistas que sirven, una y otra vez, engrudos de burla–sorna... Como desconfío de los que no pueden separarse de la rocola de los memes rastreros. Un meme o post malintencionado, ya suelto en la expansividad de las redes sociales, es un arma con filos por todos lados, que produce no poco daño, dejando además a quien lo emite como un o una imbécil. 

Personas que pensábamos serias se prestan a estos juegos, haciéndonos dudar de la autenticidad de sus batallas.



(Columna publicada el 13 de febrero de 2014.)

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Mi foto
Maurice Echeverría (1976) nació en la ciudad de Guatemala. Ha publicado el libro de cuentos "Sala de espera" (Magna Terra, Guatemala, 2001) y "Por lo menos" (Santillana, Punto de Lectura, Guatemala, 2013). Los libros de poesía "Encierro y divagación en tres espacios y un anexo" (Editorial X, 2001) y "Los falsos millonarios" (Catafixia, 2010). Ha publicado la nouvelle "Labios" (Magna Terra, Guatemala, 2003), así como la novela "Diccionario Esotérico" (Norma, Guatemala, 2006). Maurice Echeverría ha colaborado en medios locales como Siglo XXI, El Periódico o Plaza Pública. Algunos de sus textos periodísticos son encontrables en el blog "Las páginas vulgares" (http://www.laspaginasvulgares.blogspot.com/). Como columnista, trabajó activamente para el diario El Quetzalteco, por medio de su columna "La Cueva" (reseñas de cine) y su columna editorial "Los Tarados". Desde el 2002 mantiene su columna "Buscando a Syd", en el diario El Periódico.
 
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