'Buscando a Syd'... El reto ha sido buscar lo poético en lo profano y lo eterno en lo breve, siendo lo breve una columna medio extraviada en la penúltima, y quien llega a la penúltima, ya se sabe, llega allí con las manos sucias, luego de haber manoseado el diario entero, neurótico de actualidad y maldiciendo. El escritor de penúltimas sabe que una vez cerrado el periódico, jamás será abierto de nuevo, y por eso se juega el todo por el todo. Sirva, pues, cada uno de estos textos como prefacio al olvido… Es lo que soy... Un escritor de relámpagos… Maurice Echeverría







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Si yo le pido a Vd. que me traiga un gramo de Guatemala, un gramo de guatemalidad, muy seguramente lo pondré en problemas.

No faltará, eso claro, algún iluso que toque a mi puerta y me traiga un gramo de fibras extraídas del pigmento azul de una bandera nacional, o bien ponga en mis manos un gramo de tamal o chuchito o un gramo del agua del lago de Atitlán. Así somos de burdos.

El año pasado escribí un texto llamado “Tú nada comprendes, chovinista” (el título nace de una frase de Cardoza). El mismo lo encuentran ustedes en mi blog Salivario. Allí abordo, entre otras, una cuestión evidente pero delicada: en última instancia, lo nacional no existe, es una abstracción.

Cito aquí el mentado texto: “La gente –que no gusta tanto de las abstracciones– va construyéndose su patria a puros olores, comidas, imágenes y tal: la patria como fiambre, como bebida fermentada, como cántico de estadio, como accidente topográfico.”

Pero incluso como abstracción, como pretensión metafísica o histórica, la patria es imposible: “¿Qué es la patria? ¿El DPI (antes la cédula)? ¿Un símbolo patrio? ¿Lengua o idioma? ¿Es acaso un mártir? ¿Un prócer? ¿Cierta selecta geografía? ¿Una frontera? ¿Una historia que comparten los muertos (y luego los vivos re–viven, re–asumen tantálicamente para sí mismos)? ¿Un porvenir irrealizado? ¿Un karma?”.

Y desde luego añado:

“Todo eso es deconstruible; nada es mejor por ser propio; lo propio nunca termina de existir.” 

La identidad colectiva, en rigor, no existe, salvo como consenso, por tanto como ficción. Además podemos decir que hay tantas Guatemalas como guatemaltecos, y muchas más.


(Columna publicada el 9 de enero de 2014.)

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Mi foto
Maurice Echeverría (1976) nació en la ciudad de Guatemala. Ha publicado el libro de cuentos "Sala de espera" (Magna Terra, Guatemala, 2001) y "Por lo menos" (Santillana, Punto de Lectura, Guatemala, 2013). Los libros de poesía "Encierro y divagación en tres espacios y un anexo" (Editorial X, 2001) y "Los falsos millonarios" (Catafixia, 2010). Ha publicado la nouvelle "Labios" (Magna Terra, Guatemala, 2003), así como la novela "Diccionario Esotérico" (Norma, Guatemala, 2006). Maurice Echeverría ha colaborado en medios locales como Siglo XXI, El Periódico o Plaza Pública. Algunos de sus textos periodísticos son encontrables en el blog "Las páginas vulgares" (http://www.laspaginasvulgares.blogspot.com/). Como columnista, trabajó activamente para el diario El Quetzalteco, por medio de su columna "La Cueva" (reseñas de cine) y su columna editorial "Los Tarados". Desde el 2002 mantiene su columna "Buscando a Syd", en el diario El Periódico.
 
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