'Buscando a Syd'... El reto ha sido buscar lo poético en lo profano y lo eterno en lo breve, siendo lo breve una columna medio extraviada en la penúltima, y quien llega a la penúltima, ya se sabe, llega allí con las manos sucias, luego de haber manoseado el diario entero, neurótico de actualidad y maldiciendo. El escritor de penúltimas sabe que una vez cerrado el periódico, jamás será abierto de nuevo, y por eso se juega el todo por el todo. Sirva, pues, cada uno de estos textos como prefacio al olvido… Es lo que soy... Un escritor de relámpagos… Maurice Echeverría







Fin de año

Carros en la calle como campanas abandonadas. Ametralladora revienta, a lo lejos, nostálgica. Lamentando que, a estas horas, las iglesias estén cerradas. ¿Qué harán los cuerpos vapuleados, cuando quieran levantarse?

Así vamos terminando el año. Días y noches de recorrer la ciudad por calles más largas que una conversación en un cuarto sin nadie. Días y noches de circunvalar los torsos y estatuas con escorbuto. Días y noches y tardes cojas, viéndome con desconfianza.

No tengo miedo: salgo otra vez a caminar. Las calles pernoctadas han vuelto a ser plenamente propias: seré ese yogui urbano que recibe revelaciones infinitas, saturadas de gozo y esplendor.

Para después regresar al departamento a escribir el último artículo del año, y a conversar con esa mujer que sufre y ríe a mi lado, una mujer sencilla –como esa de la canción– pero también gracias a Dios complicada.

La navidad pasa sin tocarme. Nada tengo que ver con esa procesión sensacional y fenoménica. El silencio me reclama. Terminé múltiples libros en 2013, y ahora no quiero más. La literatura me llega por oleadas y emanaciones. Esta emanación ha concluido.

Y sin embargo aquí sigo, en encendida circularidad. Por no aburrirme me divierto montando desdeñoso el tigre de la sangre del ego y proyecto un millón de budas a los confines del espacio. Eventualmente, todo será absorbido –la ciudad y sus sicarios– por esta luz inexorable.

Despertaré mañana muy temprano, para ver otra vez los edificios arder desde el balcón, sin preocuparme por las arrugas que me devoran puntuales el rostro.


(Columna publicada el 19 de diciembre de 2013.)

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Mi foto
Maurice Echeverría (1976) nació en la ciudad de Guatemala. Ha publicado el libro de cuentos "Sala de espera" (Magna Terra, Guatemala, 2001) y "Por lo menos" (Santillana, Punto de Lectura, Guatemala, 2013). Los libros de poesía "Encierro y divagación en tres espacios y un anexo" (Editorial X, 2001) y "Los falsos millonarios" (Catafixia, 2010). Ha publicado la nouvelle "Labios" (Magna Terra, Guatemala, 2003), así como la novela "Diccionario Esotérico" (Norma, Guatemala, 2006). Maurice Echeverría ha colaborado en medios locales como Siglo XXI, El Periódico o Plaza Pública. Algunos de sus textos periodísticos son encontrables en el blog "Las páginas vulgares" (http://www.laspaginasvulgares.blogspot.com/). Como columnista, trabajó activamente para el diario El Quetzalteco, por medio de su columna "La Cueva" (reseñas de cine) y su columna editorial "Los Tarados". Desde el 2002 mantiene su columna "Buscando a Syd", en el diario El Periódico.
 
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