'Buscando a Syd'... El reto ha sido buscar lo poético en lo profano y lo eterno en lo breve, siendo lo breve una columna medio extraviada en la penúltima, y quien llega a la penúltima, ya se sabe, llega allí con las manos sucias, luego de haber manoseado el diario entero, neurótico de actualidad y maldiciendo. El escritor de penúltimas sabe que una vez cerrado el periódico, jamás será abierto de nuevo, y por eso se juega el todo por el todo. Sirva, pues, cada uno de estos textos como prefacio al olvido… Es lo que soy... Un escritor de relámpagos… Maurice Echeverría







Escribir por gusto

El dinero no da razón suficiente para escribir. Y escribir nunca da suficiente dinero.

¿Qué hay del placer de la escritura? Eso viene y va. Yo he sentido y siento algo muy agradable, a veces, cuando redacto, pero con ello co–emerge siempre una cierta dosis de sufrimiento, de franca irritación (especialmente con las novelas).

¿Poder? Mis textos no ejercen ninguna influencia real sobre ninguna persona. Nadie toma demasiado en serio lo que escribo, y menos mal. Uno es el bufón más insignificante de la corte, y menos mal.

De la fama ni hablar. El escritor hace mucho que dejó de ser una figura social de relevancia. En el propio caso, se puede decir que he ganado cierto afecto por parte de unos (oscilan entre diez y quince) lectores contemporáneos (aquellos del pasado y del futuro no existiendo) pero eso palidece en comparación con el desdén, merecido o injusto, con que lo categorizan a uno.

Y todo bien. Escribir por gusto mantiene la práctica literaria más decente. Y no es que escribir por plata–placer–poder–prestigio sea algo esencialmente malo, como rezan los puristas (que suelen ser los mismos que no han ganado un certamen en la vida) pero está claro que allí falta algo.

Debe darse lo significativo. Prefiero una literatura mal escrita, pero con espíritu, a una literatura incluso virtuosa, pero vacía.

Se escribe por gusto, es decir inútilmente, y es decir por amor.     

Porque cuando decimos gusto no significa apenas satisfacción, gratificación (aunque asimismo) sino sobre todo hablamos de la literatura como una afinidad, una propensión o apreciación muy honda, misteriosa e inexpugnable.


(Columna publicada el 21 de noviembre de 2013.) 

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Mi foto
Maurice Echeverría (1976) nació en la ciudad de Guatemala. Ha publicado el libro de cuentos "Sala de espera" (Magna Terra, Guatemala, 2001) y "Por lo menos" (Santillana, Punto de Lectura, Guatemala, 2013). Los libros de poesía "Encierro y divagación en tres espacios y un anexo" (Editorial X, 2001) y "Los falsos millonarios" (Catafixia, 2010). Ha publicado la nouvelle "Labios" (Magna Terra, Guatemala, 2003), así como la novela "Diccionario Esotérico" (Norma, Guatemala, 2006). Maurice Echeverría ha colaborado en medios locales como Siglo XXI, El Periódico o Plaza Pública. Algunos de sus textos periodísticos son encontrables en el blog "Las páginas vulgares" (http://www.laspaginasvulgares.blogspot.com/). Como columnista, trabajó activamente para el diario El Quetzalteco, por medio de su columna "La Cueva" (reseñas de cine) y su columna editorial "Los Tarados". Desde el 2002 mantiene su columna "Buscando a Syd", en el diario El Periódico.
 
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