'Buscando a Syd'... El reto ha sido buscar lo poético en lo profano y lo eterno en lo breve, siendo lo breve una columna medio extraviada en la penúltima, y quien llega a la penúltima, ya se sabe, llega allí con las manos sucias, luego de haber manoseado el diario entero, neurótico de actualidad y maldiciendo. El escritor de penúltimas sabe que una vez cerrado el periódico, jamás será abierto de nuevo, y por eso se juega el todo por el todo. Sirva, pues, cada uno de estos textos como prefacio al olvido… Es lo que soy... Un escritor de relámpagos… Maurice Echeverría







El individuo Jobs


Desde su estatuto de individuo, Steve Jobs manufacturó una auténtica conmoción colectiva, que no fue solamente empresarial sino además cultural y planetaria.  

¿Es que un cambio social de calado puede nacer así, de un particular sujeto? Se podría argumentar que todas las traslaciones colectivas profundas demandan la concurrencia de muchos. Lo mismo aplicaría a la revolución de Steve Jobs; aún así, lo cierto es que en esta revolución él fue de una singularidad innegable.

Fueron sus características tan personales –y no todas beatas, aclaremos– y el modo particular de combinarlas lo que hizo el milagro: el genio sistémico, el hiperenfoque compulsivo, el amor incondicional a la forma y al diseño, la inteligencia corporativa, la obcecación arrogante y aristocrática (diríamos sheldoniana), la rebeldía infalible, la hijadeputez proverbial.

Todo eso nos trajo la revuelta del computador personal, del piensa diferente, y de la cultura digital integrada. Algún día lo veremos como uno de los padres fundadores de la transhumanidad pragmática.

Tampoco es que vamos a negar su lado sombra. Mucho del modelo actual  de obsolescencia planificada se lo debemos a él (vimos hace poco a todas esas cándidas reses, haciendo cola en el matadero del IPhone 5). La guerra venérea de los móviles, sistemas operativos, artefactos informáticos en perpetua poscarnación: también eso es fue Jobs. Él como nadie representó el capitalismo debordiano y espectacular.

Pero nadie ha de negar que Steve Jobs nos ha mostrado cómo la individualidad concentrada puede crear atronadoras ondas globales.



(Columna publicada el 3 de octubre de 2013.)

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Maurice Echeverría (1976) nació en la ciudad de Guatemala. Ha publicado el libro de cuentos "Sala de espera" (Magna Terra, Guatemala, 2001) y "Por lo menos" (Santillana, Punto de Lectura, Guatemala, 2013). Los libros de poesía "Encierro y divagación en tres espacios y un anexo" (Editorial X, 2001) y "Los falsos millonarios" (Catafixia, 2010). Ha publicado la nouvelle "Labios" (Magna Terra, Guatemala, 2003), así como la novela "Diccionario Esotérico" (Norma, Guatemala, 2006). Maurice Echeverría ha colaborado en medios locales como Siglo XXI, El Periódico o Plaza Pública. Algunos de sus textos periodísticos son encontrables en el blog "Las páginas vulgares" (http://www.laspaginasvulgares.blogspot.com/). Como columnista, trabajó activamente para el diario El Quetzalteco, por medio de su columna "La Cueva" (reseñas de cine) y su columna editorial "Los Tarados". Desde el 2002 mantiene su columna "Buscando a Syd", en el diario El Periódico.
 
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