'Buscando a Syd'... El reto ha sido buscar lo poético en lo profano y lo eterno en lo breve, siendo lo breve una columna medio extraviada en la penúltima, y quien llega a la penúltima, ya se sabe, llega allí con las manos sucias, luego de haber manoseado el diario entero, neurótico de actualidad y maldiciendo. El escritor de penúltimas sabe que una vez cerrado el periódico, jamás será abierto de nuevo, y por eso se juega el todo por el todo. Sirva, pues, cada uno de estos textos como prefacio al olvido… Es lo que soy... Un escritor de relámpagos… Maurice Echeverría







Asalto


Pisado 1 y Pisado 2 van en una misma moto, entre los muchos automóviles de la avenida. Pisado 3 los ve venir por el retrovisor.

El tráfico tiene eso de gran escarabajo negro puesto al revés. Los carros están muy quietos, en impotencia: no pasan.

Pero la moto ella sí pasa, entre los carros.

Pisado 1 y Pisado 3 siguen rodando: no llevan casco, tampoco el chaleco obligatorio. Es una circunstancia como se ve muy tensa, muy delicada.

Horrenda paranoia en un punto preciso y localizado de la garganta de cada neural conductor ferozmente atrapado en la calzada cautiva y superfija.

Seres que han sido asaltados y despojados del celular en el pasado, en situaciones parecidas a esta; seres asustados; seres que participan de una misma quilla del terror urbano.

Cada uno aportando a este campo general y lactescente su propio liquen de ansiedad, su propia esencia de temblor y anticipación.

Solo Pisado 3 no tiene miedo.

Tiene ira.

Pisado 3 observa cuidadosamente en el retrovisor lateral: observa cómo Pisado 1 y Pisado 2 van acercándose a su propio vehículo. Ya se ha posesionado del arma, ya ha bajado el vidrio. En el momento preciso en que se presenten a exigirle el celular, Pisado 3 les soltará la tolva entera.

Pero Pisado 1 y Pisado 2 siguen de largo. “Ve”, dice Pisado 3, “entonces no eran ladrones”. Le está hablando a alguien que está en el sillón de atrás: es su hijo recién nacido, colocado suavemente sobre el asiento de bebé.

Como lamentándolo, Pisado 3 guarda de nuevo la pistola en la guantera, que es donde mantiene también el celular.


(Columna publicada el 12 de septiembre de 2013.)

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Mi foto
Maurice Echeverría (1976) nació en la ciudad de Guatemala. Ha publicado el libro de cuentos "Sala de espera" (Magna Terra, Guatemala, 2001) y "Por lo menos" (Santillana, Punto de Lectura, Guatemala, 2013). Los libros de poesía "Encierro y divagación en tres espacios y un anexo" (Editorial X, 2001) y "Los falsos millonarios" (Catafixia, 2010). Ha publicado la nouvelle "Labios" (Magna Terra, Guatemala, 2003), así como la novela "Diccionario Esotérico" (Norma, Guatemala, 2006). Maurice Echeverría ha colaborado en medios locales como Siglo XXI, El Periódico o Plaza Pública. Algunos de sus textos periodísticos son encontrables en el blog "Las páginas vulgares" (http://www.laspaginasvulgares.blogspot.com/). Como columnista, trabajó activamente para el diario El Quetzalteco, por medio de su columna "La Cueva" (reseñas de cine) y su columna editorial "Los Tarados". Desde el 2002 mantiene su columna "Buscando a Syd", en el diario El Periódico.
 
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