'Buscando a Syd'... El reto ha sido buscar lo poético en lo profano y lo eterno en lo breve, siendo lo breve una columna medio extraviada en la penúltima, y quien llega a la penúltima, ya se sabe, llega allí con las manos sucias, luego de haber manoseado el diario entero, neurótico de actualidad y maldiciendo. El escritor de penúltimas sabe que una vez cerrado el periódico, jamás será abierto de nuevo, y por eso se juega el todo por el todo. Sirva, pues, cada uno de estos textos como prefacio al olvido… Es lo que soy... Un escritor de relámpagos… Maurice Echeverría







Poesía y silencio


El mundo está compuesto de cosas inexpresables. De cosas sagradas, crueles y numinosas. El mundo está compuesto de silencios.

Es como ver el reloj de la cocina. Es dable decir que el reloj de la cocina posee una realidad muy banal, que no tiene vigor ontológico. Pero, en verdad: ¿no hay allí algo en cambio inefable, surgido, íntimo, presente, espontáneo, insolente, traspuesto, cada vez?

El poeta deberá aprehender esa intangibilidad, ese misterio, esa conventualidad del universo, y transferirlo a la pura ansiedad o impulso del poema.

Luego el poema será leído por alguien, un lector (a lo mejor en una cafetería, en un lugar que es tan banal como el propio reloj de la cocina). Y gracias al poema este lector podrá apreciar la puerilidad de todo aquello que lo rodea, de su existencia toda, como lo que verdaderamente es: una coordenada sin asideros, una experiencia de apertura y libertad.

La poesía nos hereda una mirada, y esa mirada es una transfiguración, un amotinarse contra la dictadura calcárea de la apariencia. No es que haya un sentido detrás de la apariencia; solo es la apariencia disolviéndose en el asombro de sí misma: y alguien o algo que se asombra.

Es más que suficiente. Eso bota todos los diques, destruye todos los mares.

Es un milagro.

Y como todos los milagros, viene en forma de pregunta: ¿qué es eso que se asombra y cómo y por qué surge este pasmo, esta violencia? La pregunta ni siquiera es explícita. Viene enredada con los versos: es transparente. Si fuera explícita no sería pregunta, no sería silencio. Y sin silencio, no hay poema.


(Columna publicada el 22 de agosto de 2013.) 

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Mi foto
Maurice Echeverría (1976) nació en la ciudad de Guatemala. Ha publicado el libro de cuentos "Sala de espera" (Magna Terra, Guatemala, 2001) y "Por lo menos" (Santillana, Punto de Lectura, Guatemala, 2013). Los libros de poesía "Encierro y divagación en tres espacios y un anexo" (Editorial X, 2001) y "Los falsos millonarios" (Catafixia, 2010). Ha publicado la nouvelle "Labios" (Magna Terra, Guatemala, 2003), así como la novela "Diccionario Esotérico" (Norma, Guatemala, 2006). Maurice Echeverría ha colaborado en medios locales como Siglo XXI, El Periódico o Plaza Pública. Algunos de sus textos periodísticos son encontrables en el blog "Las páginas vulgares" (http://www.laspaginasvulgares.blogspot.com/). Como columnista, trabajó activamente para el diario El Quetzalteco, por medio de su columna "La Cueva" (reseñas de cine) y su columna editorial "Los Tarados". Desde el 2002 mantiene su columna "Buscando a Syd", en el diario El Periódico.
 
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