'Buscando a Syd'... El reto ha sido buscar lo poético en lo profano y lo eterno en lo breve, siendo lo breve una columna medio extraviada en la penúltima, y quien llega a la penúltima, ya se sabe, llega allí con las manos sucias, luego de haber manoseado el diario entero, neurótico de actualidad y maldiciendo. El escritor de penúltimas sabe que una vez cerrado el periódico, jamás será abierto de nuevo, y por eso se juega el todo por el todo. Sirva, pues, cada uno de estos textos como prefacio al olvido… Es lo que soy... Un escritor de relámpagos… Maurice Echeverría







Caballo blanco



Siempre hemos estado interconectados, pero nunca como ahora. Está clase de interconexión pide por un lado apertura, por el otro intimidad.

Es por lo mismo que el caso de Snowden es tan complejo. El suyo fue un grito quijotesco, mártir, arriesgado, punk, que le costó la patria, con todo lo que ello implica. Encrucijada casi bíblica: por defender la privacidad del ciudadano, tuvo que darle la espalda a la privacidad gubernamental. ¿Quiere decir eso que el principio de la privacidad aplica acá no, y allá sí? Por otro lado, ¿es verdad eso que ha dicho Obama: que Snowman tenía a su disposición “otros canales” para externar su disentimiento?

Lo seguro es que el espionaje, tolerado en los años subsiguientes al 11–S, hoy es visto con ojos más escépticos. Hemos sido expuestos a conocimientos que antes estaban profundamente encriptados, negados a las consciencias de a pie. La información está en proceso de liberación. La queremos cada vez más disponible, menos hooveresca.

Obama sabe que no puede seguir jugando a centinela y practicando el espionaje telefónico y digital bajo un marco redentorista, como hace unos años. Los programas de espionaje ciudadano, fuera de orden judicial, participan de algo sumamente incómodo, y de allí que Obama esté hablando de transparencia. Por otro lado, tampoco puede darle la espalda a una tradición –la del espionaje– que es tan americana como el pavo de acción de gracias.

Obama procura salir en caballo blanco de este sucio asunto, pero mientras no absuelva a Snowman –cosa que obviamente no está en condiciones de hacer– todo queda en retórica farisea y damage control.


(Columna publicada el 15 de agosto de 2013.)           

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Maurice Echeverría (1976) nació en la ciudad de Guatemala. Ha publicado el libro de cuentos "Sala de espera" (Magna Terra, Guatemala, 2001) y "Por lo menos" (Santillana, Punto de Lectura, Guatemala, 2013). Los libros de poesía "Encierro y divagación en tres espacios y un anexo" (Editorial X, 2001) y "Los falsos millonarios" (Catafixia, 2010). Ha publicado la nouvelle "Labios" (Magna Terra, Guatemala, 2003), así como la novela "Diccionario Esotérico" (Norma, Guatemala, 2006). Maurice Echeverría ha colaborado en medios locales como Siglo XXI, El Periódico o Plaza Pública. Algunos de sus textos periodísticos son encontrables en el blog "Las páginas vulgares" (http://www.laspaginasvulgares.blogspot.com/). Como columnista, trabajó activamente para el diario El Quetzalteco, por medio de su columna "La Cueva" (reseñas de cine) y su columna editorial "Los Tarados". Desde el 2002 mantiene su columna "Buscando a Syd", en el diario El Periódico.
 
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