'Buscando a Syd'... El reto ha sido buscar lo poético en lo profano y lo eterno en lo breve, siendo lo breve una columna medio extraviada en la penúltima, y quien llega a la penúltima, ya se sabe, llega allí con las manos sucias, luego de haber manoseado el diario entero, neurótico de actualidad y maldiciendo. El escritor de penúltimas sabe que una vez cerrado el periódico, jamás será abierto de nuevo, y por eso se juega el todo por el todo. Sirva, pues, cada uno de estos textos como prefacio al olvido… Es lo que soy... Un escritor de relámpagos… Maurice Echeverría







Odiosa deuda

Los magros ciudadanos de este planeta hartamos deuda cada día. Vivimos en un mundo deudar. Las curvas van subiendo en sociópata estadística. Es un amalgamiento de tablas preocupadas, números asfixiados, mapas comparativos más bien obscenos, que presagian sepultura global. 

No es que yo entienda tampoco de estas cosas. La macroeconomía y las finanzas públicas son asuntos para mí criptoesotéricos. Para eso están los tecnócratas, me digo. Pero no me lo digo mucho, porque los tecnócratas es que también la terminan cagando.  

Para no ser “morro al agua” –como diría mi cuate el cuidacarros– quizá debí estudiar un tanto mejor las robustas nociones económicas que en el colegio intentaron impartirme. Pero sepan que he sido siempre mediocre de estudios, y lo único que recuerdo de aquella época opaca es eso que dijo Keynes: “A largo plazo todos estaremos muertos”. No deja de ser cierto, pero como formación económica es más bien insuficiente.

Admitida mi ignorancia en la materia, me atreveré a externar mi humilde opinión: la deuda es un mal camino para pagar las deudas, y para pagar los caminos. Ese combo que el gobierno nos quiere meter a puro huevo califica, en mi pensar, de “deuda odiosa”. Eso de “deuda odiosa” es expresión que aprendí en los últimos días, y que siendo tan técnica también es redundante, pues técnicamente todas las deudas son odiosas.    
           
En particular, las morales. Porque de esas nadie escapa. Si a algo hay que tenerle respeto es a los acreedores kármicos. Alguien tiene que decirle al General Poroto, y a sus tecnócratas de plantilla, que hay agujeros más oscuros que los fiscales.


(Columna publicada el 8 de agosto de 2013.)

No hay comentarios:

Mi foto
Maurice Echeverría (1976) nació en la ciudad de Guatemala. Ha publicado el libro de cuentos "Sala de espera" (Magna Terra, Guatemala, 2001) y "Por lo menos" (Santillana, Punto de Lectura, Guatemala, 2013). Los libros de poesía "Encierro y divagación en tres espacios y un anexo" (Editorial X, 2001) y "Los falsos millonarios" (Catafixia, 2010). Ha publicado la nouvelle "Labios" (Magna Terra, Guatemala, 2003), así como la novela "Diccionario Esotérico" (Norma, Guatemala, 2006). Maurice Echeverría ha colaborado en medios locales como Siglo XXI, El Periódico o Plaza Pública. Algunos de sus textos periodísticos son encontrables en el blog "Las páginas vulgares" (http://www.laspaginasvulgares.blogspot.com/). Como columnista, trabajó activamente para el diario El Quetzalteco, por medio de su columna "La Cueva" (reseñas de cine) y su columna editorial "Los Tarados". Desde el 2002 mantiene su columna "Buscando a Syd", en el diario El Periódico.
 
Creative Commons License
Buscando a Syd by Maurice Echeverría is licensed under a Creative Commons Attribution-Noncommercial-No Derivative Works 3.0 Guatemala License.