'Buscando a Syd'... El reto ha sido buscar lo poético en lo profano y lo eterno en lo breve, siendo lo breve una columna medio extraviada en la penúltima, y quien llega a la penúltima, ya se sabe, llega allí con las manos sucias, luego de haber manoseado el diario entero, neurótico de actualidad y maldiciendo. El escritor de penúltimas sabe que una vez cerrado el periódico, jamás será abierto de nuevo, y por eso se juega el todo por el todo. Sirva, pues, cada uno de estos textos como prefacio al olvido… Es lo que soy... Un escritor de relámpagos… Maurice Echeverría







Rayuelizados



Bien rayuelizados:  es decir rayuélicos: es decir como rayuelantes. 50 años de la infinita novela del big C. La edición que poseo es –ya se diría– un incunable, una reliquia, sus hojas se han desprendido todas, simplemente reafirmando la naturaleza y la intención desgobernada, libre, del libro.

Llegaba yo corriendo a casa después del colegio para seguir leyendo la cosa. Todo el maldito día esperaba ese momento. Cortázar era mi Balzac. Y Rayuela a no dudarlo la novela / fórceps que extrajo de mí ese beato feto létrico nacáreo juguetón y oscuro con el cual me pongo a jugar a veces cuando juego con mi laptop.

Triste no poder leer una obra por primera vez muchas veces. Pero Rayuela no entra en esa lógica. Rayuela es la clase de libros que uno puede leer (y uno leyó) por primera vez infinidad de veces; el libro se renueva, se neologiza de esa manera.

Es bastante cierto que no he visitado en muchos años esta obra–gurú, pero siento que su luz de supernova gramatical cruza el universo del tiempo hacia mí, con indisminuído fulgor, sigue impregnando mi visión narrativa.

Se podría decir que Rayuela es la novela más importante de América Latina sin caer precisamente en el ridículo. Ridículo quien no esté dispuesto por lo menos a considerarlo. Tiene esa clase de calibre, de suficiencia. Por esnobismo es que algunos postreseñistas se guardan de celebrarla mucho. Pero es que hay que celebrarla mucho. 50 años, y el libro está allí, al filo de todo. Dudo que haya una novela reciente que se le pare–compare en ruptura, creatividad y tradición. Que me perdonen los de Bolaño, pero es la puta verdad.


(Columna publicada el 11 de julio de 2013.)

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Mi foto
Maurice Echeverría (1976) nació en la ciudad de Guatemala. Ha publicado el libro de cuentos "Sala de espera" (Magna Terra, Guatemala, 2001) y "Por lo menos" (Santillana, Punto de Lectura, Guatemala, 2013). Los libros de poesía "Encierro y divagación en tres espacios y un anexo" (Editorial X, 2001) y "Los falsos millonarios" (Catafixia, 2010). Ha publicado la nouvelle "Labios" (Magna Terra, Guatemala, 2003), así como la novela "Diccionario Esotérico" (Norma, Guatemala, 2006). Maurice Echeverría ha colaborado en medios locales como Siglo XXI, El Periódico o Plaza Pública. Algunos de sus textos periodísticos son encontrables en el blog "Las páginas vulgares" (http://www.laspaginasvulgares.blogspot.com/). Como columnista, trabajó activamente para el diario El Quetzalteco, por medio de su columna "La Cueva" (reseñas de cine) y su columna editorial "Los Tarados". Desde el 2002 mantiene su columna "Buscando a Syd", en el diario El Periódico.
 
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