'Buscando a Syd'... El reto ha sido buscar lo poético en lo profano y lo eterno en lo breve, siendo lo breve una columna medio extraviada en la penúltima, y quien llega a la penúltima, ya se sabe, llega allí con las manos sucias, luego de haber manoseado el diario entero, neurótico de actualidad y maldiciendo. El escritor de penúltimas sabe que una vez cerrado el periódico, jamás será abierto de nuevo, y por eso se juega el todo por el todo. Sirva, pues, cada uno de estos textos como prefacio al olvido… Es lo que soy... Un escritor de relámpagos… Maurice Echeverría







La partícula local


Nota: no sucumbir al mito literario de lo popular, abusando del lenguaje fachovernacular y de la estrategia costumbrista, una estrategia en el fondo superficial, y sobre todo una forma mentirosa y condescendiente de dirigirse al pueblo.

Desde el momento en que alguien busca destacarse como algo enmarcado en una identidad local ya se ha falseado, completa y monolíticamente.

Lo popular no requiere percibirse como tal, y cuando lo hace es que ya ha tomado distancia de sí mismo; por querer ser lo que se supone que es, termina autoalienándose, y en esa voluntad de ser dos veces termina no siendo nada.

No significa que debamos despojarnos de lo cercano o dejar de explorarlo–estimarlo–estimularlo. No es eso. La cosa es reconocer que no existe partícula local que no sea de hecho irreductible, flotante, centrífuga y alterizada.  

El problema lo traen aquellos gendarmes que creen que sus versiones de lo local son superiores a las de los demás. Autores reduccionistas y culturalmente peligrosos, que terminan encerrando lo propio en lo propio. No es lo propio real –que no existe sino como devenir y latencia– sino lo propio interpretado, monopólico, la peor forma de lo propio que existe.  

A veces el esencialismo pseudopopular es la gorda táctica de quienes no tienen amplitudes y recursos para ir más allá de lo que creen ser, siendo lo peor que sus escritos tienen una segura fecha de caducidad. Nada que se aleje de lo otro puede durar en el tiempo, a no ser como ameno tetunte sociolingüístico y galvánica folkloridad.

En fin, dábamos por zanjada esta discusión hace más de medio siglo. Pasemos ya a otra cosa.


(Columna publicada el 20 de junio de 2013.)  

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Maurice Echeverría (1976) nació en la ciudad de Guatemala. Ha publicado el libro de cuentos "Sala de espera" (Magna Terra, Guatemala, 2001) y "Por lo menos" (Santillana, Punto de Lectura, Guatemala, 2013). Los libros de poesía "Encierro y divagación en tres espacios y un anexo" (Editorial X, 2001) y "Los falsos millonarios" (Catafixia, 2010). Ha publicado la nouvelle "Labios" (Magna Terra, Guatemala, 2003), así como la novela "Diccionario Esotérico" (Norma, Guatemala, 2006). Maurice Echeverría ha colaborado en medios locales como Siglo XXI, El Periódico o Plaza Pública. Algunos de sus textos periodísticos son encontrables en el blog "Las páginas vulgares" (http://www.laspaginasvulgares.blogspot.com/). Como columnista, trabajó activamente para el diario El Quetzalteco, por medio de su columna "La Cueva" (reseñas de cine) y su columna editorial "Los Tarados". Desde el 2002 mantiene su columna "Buscando a Syd", en el diario El Periódico.
 
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