'Buscando a Syd'... El reto ha sido buscar lo poético en lo profano y lo eterno en lo breve, siendo lo breve una columna medio extraviada en la penúltima, y quien llega a la penúltima, ya se sabe, llega allí con las manos sucias, luego de haber manoseado el diario entero, neurótico de actualidad y maldiciendo. El escritor de penúltimas sabe que una vez cerrado el periódico, jamás será abierto de nuevo, y por eso se juega el todo por el todo. Sirva, pues, cada uno de estos textos como prefacio al olvido… Es lo que soy... Un escritor de relámpagos… Maurice Echeverría







Autodidacta


Siempre he sido autodidacta, más o menos. En el colegio lo que me gustaba era leer por mi cuenta.

Es cierto que fui a la universidad. Cuatro años. Pero allí no aprendí mayor cosa. Cualquier pulsión académica en mi persona fue liquidada de tajo.

Así que me convertí en drop out. No tengo ningún título de educación superior. Me las he apañado bien. Cada cierto tiempo, inclusive, me dan diplomas y reconocimientos –que a mí la verdad me dan lo mismo. De otra parte, la información en mi cerebro es muy seguramente limitada, pero lo bueno es que no necesita validación ni legitimación por parte de nadie.

Lo que absorbí en la universidad lo absorbí por mis propias pistolas. Me iba a la biblioteca a leer aquellas viejas revistas Vuelta, poetas de la generación del 27, filósofos cargados del siglo XX, en ediciones intransitadas, tantas cosas.

En eso de la literatura siempre aposté por la autoinstrucción. Nada de talleres literarios ni cursos de creative writing: honestamente, no creo que nadie te pueda enseñar a escribir, salvo lo muy superficial.

Por tanto mi camino ha sido siempre el del aprendizaje solitario (aunque estoy consciente el autoaprendizaje puro no existe, la información siendo  toda vez un fenómeno intersocial).

La belleza del autodidacta es cómo se echa encima el saco entero de instruirse y asume plena responsabilidad por lo que corre en su sistema nervioso. Al seguir las propias propensiones informacionales –no las de alguien más– crea una zona fértil de autonomía, muy importante en un mundo de flujos dirigidos de criterio.


(Columna publicada el 2 de mayo de 2013.) 

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Mi foto
Maurice Echeverría (1976) nació en la ciudad de Guatemala. Ha publicado el libro de cuentos "Sala de espera" (Magna Terra, Guatemala, 2001) y "Por lo menos" (Santillana, Punto de Lectura, Guatemala, 2013). Los libros de poesía "Encierro y divagación en tres espacios y un anexo" (Editorial X, 2001) y "Los falsos millonarios" (Catafixia, 2010). Ha publicado la nouvelle "Labios" (Magna Terra, Guatemala, 2003), así como la novela "Diccionario Esotérico" (Norma, Guatemala, 2006). Maurice Echeverría ha colaborado en medios locales como Siglo XXI, El Periódico o Plaza Pública. Algunos de sus textos periodísticos son encontrables en el blog "Las páginas vulgares" (http://www.laspaginasvulgares.blogspot.com/). Como columnista, trabajó activamente para el diario El Quetzalteco, por medio de su columna "La Cueva" (reseñas de cine) y su columna editorial "Los Tarados". Desde el 2002 mantiene su columna "Buscando a Syd", en el diario El Periódico.
 
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