'Buscando a Syd'... El reto ha sido buscar lo poético en lo profano y lo eterno en lo breve, siendo lo breve una columna medio extraviada en la penúltima, y quien llega a la penúltima, ya se sabe, llega allí con las manos sucias, luego de haber manoseado el diario entero, neurótico de actualidad y maldiciendo. El escritor de penúltimas sabe que una vez cerrado el periódico, jamás será abierto de nuevo, y por eso se juega el todo por el todo. Sirva, pues, cada uno de estos textos como prefacio al olvido… Es lo que soy... Un escritor de relámpagos… Maurice Echeverría







Salud, poder



Todos tan pendientes del Hugo, la Hillary. Al primero como saben ha sido imposible percibirle; a la otra es cierto la vimos saliendo del Prebisteriano de Nueva York, pero con gafas secretivas, de las que uno se pone después de una trombosis.

En el Castillo y más allá, murmuraciones, especulaciones, comidillas. Dr. Drew se pone a darnos cuadros clínicos en la tele. Así ha de ser.

Lo importante es discernir que hay un poder por encima del poder; inclusive del más perdurado poder; del más eternizado, bunkerizado poder. No hay estadista, por muy influyente que sea, que no deba rendirle cuentas a los tres mensajeros divinos –vejez, enfermedad, muerte. Importa muy poco si eres la Secretaria de Estado de Estados Unidos, o el líder de la Revolución Bolivariana, o como se llame eso.

Inclusive sobre Fidel cuelga un ahorcado colgante, le roza con los pies fríos la longeva coronilla. Pronto le saldrán cucas de la barba, y del pants.  

El poder lo puede todo, menos no morirse de algo. Aquí la que manda es la metástasis. A Hillary la hemos visto envejecer delante de nosotros, hasta el punto del coágulo. Y parece que a Chávez el cáncer le ha ido silenciando los discursos remanidos. A todos nos va a dar algo feo, al final.

Pero por encima de la enfermedad física, hay otra peor enfermedad, que es la de no renunciar al poder. Me desagrada Chávez por la misma razón que me desagrada Fidel, o Arzú para el caso: porque no pueden desprenderse del trono, no renuncian a la influencia, no comprenden el valor de desaparecer. En lo que respecta a la Clinton, se ha apartado, pero eso de momento.


(Columna publicada el 10 de enero de 2013.)

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Mi foto
Maurice Echeverría (1976) nació en la ciudad de Guatemala. Ha publicado el libro de cuentos "Sala de espera" (Magna Terra, Guatemala, 2001) y "Por lo menos" (Santillana, Punto de Lectura, Guatemala, 2013). Los libros de poesía "Encierro y divagación en tres espacios y un anexo" (Editorial X, 2001) y "Los falsos millonarios" (Catafixia, 2010). Ha publicado la nouvelle "Labios" (Magna Terra, Guatemala, 2003), así como la novela "Diccionario Esotérico" (Norma, Guatemala, 2006). Maurice Echeverría ha colaborado en medios locales como Siglo XXI, El Periódico o Plaza Pública. Algunos de sus textos periodísticos son encontrables en el blog "Las páginas vulgares" (http://www.laspaginasvulgares.blogspot.com/). Como columnista, trabajó activamente para el diario El Quetzalteco, por medio de su columna "La Cueva" (reseñas de cine) y su columna editorial "Los Tarados". Desde el 2002 mantiene su columna "Buscando a Syd", en el diario El Periódico.
 
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