'Buscando a Syd'... El reto ha sido buscar lo poético en lo profano y lo eterno en lo breve, siendo lo breve una columna medio extraviada en la penúltima, y quien llega a la penúltima, ya se sabe, llega allí con las manos sucias, luego de haber manoseado el diario entero, neurótico de actualidad y maldiciendo. El escritor de penúltimas sabe que una vez cerrado el periódico, jamás será abierto de nuevo, y por eso se juega el todo por el todo. Sirva, pues, cada uno de estos textos como prefacio al olvido… Es lo que soy... Un escritor de relámpagos… Maurice Echeverría







Página en blanco

Mi gata quiere su lata. Todas las mañanas, retemprano, me despierta para que le vaya a dar su dosis de friskies. La medio puteo, por levantarme, pero siempre con humor y delicadeza. Verdad es que me gusta ser despertado por ella, y cuando muera (qué triste será eso) voy a extrañar este pequeño ritual nuestro, liminar y matutino. No percibo a mi gata como una mascota, o como ciudadana de segunda categoría, sino como una amiga a quien tengo la fortuna de cuidar. Recibida su porción esnob de paté, ella vuelve con andar monárquico a la cama, a su sueño amniótico, a su universo de felpa. Es como cohabitar con Maria Antonieta. Luego realizo mi rutina de ejercicios mientras veo por la ventana la ciudad, que promete ebulliciones, milagros de oscuridad, asesinatos mitológicos. No es la ciudad sensible que yo quiero (y por ciudad sensible entiendo, más o menos: un espacio psicofísico constituido en base a actos, vínculos, conceptos significativos de carácter empático) pero estoy casi casi seguro que es la ciudad que me merezco. En fin, noviembre ha llegado, con su carne de frío, y por eso me baño en agua más caliente de lo normal, me parece que en ella se podría cocinar una langosta. Después del desayuno me recibirá un día igual a todos, y eso me tiene contento. Creo en la constancia. Creo en la disciplina y la felicidad de lo simple. Y nada hay más simple que una página en blanco. En la misma pondré una pequeña arquitectura: un relato. O en su defecto, una columna, muy parecida a la que están ahora mismo leyendo. Empezar así el día no desmerece. Y además ya puse una rolita del más grande, me refiero claro a Van Morrison. 


(Columna publicada el 8 de noviembre de 2012.)

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Maurice Echeverría (1976) nació en la ciudad de Guatemala. Ha publicado el libro de cuentos "Sala de espera" (Magna Terra, Guatemala, 2001) y "Por lo menos" (Santillana, Punto de Lectura, Guatemala, 2013). Los libros de poesía "Encierro y divagación en tres espacios y un anexo" (Editorial X, 2001) y "Los falsos millonarios" (Catafixia, 2010). Ha publicado la nouvelle "Labios" (Magna Terra, Guatemala, 2003), así como la novela "Diccionario Esotérico" (Norma, Guatemala, 2006). Maurice Echeverría ha colaborado en medios locales como Siglo XXI, El Periódico o Plaza Pública. Algunos de sus textos periodísticos son encontrables en el blog "Las páginas vulgares" (http://www.laspaginasvulgares.blogspot.com/). Como columnista, trabajó activamente para el diario El Quetzalteco, por medio de su columna "La Cueva" (reseñas de cine) y su columna editorial "Los Tarados". Desde el 2002 mantiene su columna "Buscando a Syd", en el diario El Periódico.
 
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