Ni hermosa ni maldita (I)
Se me quedaba
en el tintero un comentario mínimo sobre la antología Ni hermosa ni maldita.
Para que se
formen una idea, el libro lleva por
subtítulo: “Narrativa guatemalteca actual”. No se busque allí un proyecto
solemne, pindárico: nada que ver. No es canon, sino panorama, y como tal es que
funciona. Lo cual no quiere decir que no incluya a autores con cualidades ya
comprobadas. Quién va a dudar de la relevancia de un Halfon, vamos. Por otro
lado, hay otros autores que advienen en calidad de apuesta, y nada malo hay en
ello.
Por demás,
como panorama el libro es uno además bastante suelto, ni siquiera ordenado
cronológicamente. No parece pues que el libro tenga las pretensiones de
convertirse en una especie de piedra de toque, coordenada absoluta, o trabajo
de botánica académica sobre el presente momento literario (la vaguedad del
título subraya más bien una bella imprecisión). El prólogo –dos firmas allí
figuran: Eduardo Villalobos y Luis Méndez Salinas– es más cosa impresionista
que rigurosa rendición de cuentas. Pero tal es en cierta medida la fortaleza de
la obra: el hecho de que los responsables no le sobreimpusieran a la antología
un axis teórico o la encerraran en una visión interpretativa de corsé le da a
la misma una cierta dosis de maleabilidad.
Sin quedar por
ello labriega. Inclusive posee algo de landmark clarificatorio, y lo que ayuda
a clarificar es una pequeña zona de nuestro perímetro literario actual en donde
no hay tantos postes de luz que se diga. Es –por lo menos– un punto de
referencia con el cual podemos estar de acuerdo o disentir.
(Columna
publicada el 27 de septiembre de 2012.)
No hay comentarios:
Publicar un comentario