'Buscando a Syd'... El reto ha sido buscar lo poético en lo profano y lo eterno en lo breve, siendo lo breve una columna medio extraviada en la penúltima, y quien llega a la penúltima, ya se sabe, llega allí con las manos sucias, luego de haber manoseado el diario entero, neurótico de actualidad y maldiciendo. El escritor de penúltimas sabe que una vez cerrado el periódico, jamás será abierto de nuevo, y por eso se juega el todo por el todo. Sirva, pues, cada uno de estos textos como prefacio al olvido… Es lo que soy... Un escritor de relámpagos… Maurice Echeverría







Bonzo (II)


He querido traer a la memoria una foto que tiene para mí gran significado: me refiero a aquella del monje budista que se autoinmolara como forma de luchar por sus derechos religiosos.

¿Sabían los monjes que diseñaron la protesta que se convertiría en un punto de referencia tan formidable? Y sin embargo, había una probabilidad elevada de que ningún periodista llegase a cubrir el evento, y éste se hundiera en el olvido, no pasando de ser una anécdota mitológica, una leyenda urbana.

La foto fue nuclear para redefinir la relación de los Estados Unidos –estamos hablando de Kennedy– con Ngô Đình Diệm, el sátrapa survietnamita, y quizá para removerlo del poder. Dio la vuelta al planeta, causando un sobrecogimiento mundial. Hasta la fecha, cualquiera que la mire sentirá una mezcla de terror y reverencia.

La foto descontextualizó la protesta y la recontextualizó: la sacó de su trama religiosa más inmediata y la colocó en un marco de indignación muchísimo más amplio. Era como si la foto tuviese vida propia.

Se ha vuelto un landmark político, y no extraña que una banda como Rage against the machine pusiera un detalle de la misma como portada de uno de sus discos en su momento. Es ya cultura popular.

La foto también sirvió para darle fuerza y legitimidad a la tradición bonzo, que sigue vigente en contextos tanto fervorosos como laicos.

Sobre todo nos informa del poder documental/sacramental de la fotografía, que puede tomar cualquier evento dado, enmarcarlo en un contexto mandálico, y conferirle de esa cuenta una energía inimaginable.
             

(Columna publicada el 20 de septiembre de 2012.)

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Mi foto
Maurice Echeverría (1976) nació en la ciudad de Guatemala. Ha publicado el libro de cuentos "Sala de espera" (Magna Terra, Guatemala, 2001) y "Por lo menos" (Santillana, Punto de Lectura, Guatemala, 2013). Los libros de poesía "Encierro y divagación en tres espacios y un anexo" (Editorial X, 2001) y "Los falsos millonarios" (Catafixia, 2010). Ha publicado la nouvelle "Labios" (Magna Terra, Guatemala, 2003), así como la novela "Diccionario Esotérico" (Norma, Guatemala, 2006). Maurice Echeverría ha colaborado en medios locales como Siglo XXI, El Periódico o Plaza Pública. Algunos de sus textos periodísticos son encontrables en el blog "Las páginas vulgares" (http://www.laspaginasvulgares.blogspot.com/). Como columnista, trabajó activamente para el diario El Quetzalteco, por medio de su columna "La Cueva" (reseñas de cine) y su columna editorial "Los Tarados". Desde el 2002 mantiene su columna "Buscando a Syd", en el diario El Periódico.
 
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