'Buscando a Syd'... El reto ha sido buscar lo poético en lo profano y lo eterno en lo breve, siendo lo breve una columna medio extraviada en la penúltima, y quien llega a la penúltima, ya se sabe, llega allí con las manos sucias, luego de haber manoseado el diario entero, neurótico de actualidad y maldiciendo. El escritor de penúltimas sabe que una vez cerrado el periódico, jamás será abierto de nuevo, y por eso se juega el todo por el todo. Sirva, pues, cada uno de estos textos como prefacio al olvido… Es lo que soy... Un escritor de relámpagos… Maurice Echeverría







El evento


Que los mayas ofrezcan una descripción del cambio de ciclo en sus propios términos no tiene por supuesto nada de malo.

Es bueno que hayan aportado su dibujo –y además desde hace rato, prueba nomás de su sensibilidad hacia el tiempo profundo– siempre y cuando ello no responda a ninguna clase de contracción etnocéntrica, porque el cambio de ciclo no es asunto culturalmente privado. De hecho, los mayas no son los únicos en prefigurarlo. Otras descripciones o anticipaciones –tan sofisticadas como la maya, algunas netamente occidentales y muy formalmente contemporáneas– corroboran esto que digo.

El cambio de ciclo es de todos y por tanto de nadie. Tal es, por cierto, la naturaleza de esta mudanza: el reconocimiento de un contexto insondable que anima, cuida, afirma, refina y expresa conscientemente cada una de las texturas de la manifestación, sin quedar atrapada en ninguna, en pos de una creciente cooperación total.

Los mayas son más o menos libres de guardar para sí la representación del cambio de ciclo como algo íntimo, más no el evento como tal. A la vez, el estado de Guatemala –por ejemplo el INGUAT­– puede celebrar, si así lo desea, el cambio de ciclo, pero deberá tener la delicadeza de no convertir las creencias mayas en un acontecimiento turístico oportunista (o, en el caso de la empresa privada, una estrategia cualquiera de marketing).

Por demás, si el estado decide celebrar el cambio de ciclo sin crear las condiciones verdaderas para que ingrese a nuestro sistema de realidad, solo está insultando al universo.


(Columna publicada el 25 de octubre de 2012.)   

No hay comentarios:

Mi foto
Maurice Echeverría (1976) nació en la ciudad de Guatemala. Ha publicado el libro de cuentos "Sala de espera" (Magna Terra, Guatemala, 2001) y "Por lo menos" (Santillana, Punto de Lectura, Guatemala, 2013). Los libros de poesía "Encierro y divagación en tres espacios y un anexo" (Editorial X, 2001) y "Los falsos millonarios" (Catafixia, 2010). Ha publicado la nouvelle "Labios" (Magna Terra, Guatemala, 2003), así como la novela "Diccionario Esotérico" (Norma, Guatemala, 2006). Maurice Echeverría ha colaborado en medios locales como Siglo XXI, El Periódico o Plaza Pública. Algunos de sus textos periodísticos son encontrables en el blog "Las páginas vulgares" (http://www.laspaginasvulgares.blogspot.com/). Como columnista, trabajó activamente para el diario El Quetzalteco, por medio de su columna "La Cueva" (reseñas de cine) y su columna editorial "Los Tarados". Desde el 2002 mantiene su columna "Buscando a Syd", en el diario El Periódico.
 
Creative Commons License
Buscando a Syd by Maurice Echeverría is licensed under a Creative Commons Attribution-Noncommercial-No Derivative Works 3.0 Guatemala License.