'Buscando a Syd'... El reto ha sido buscar lo poético en lo profano y lo eterno en lo breve, siendo lo breve una columna medio extraviada en la penúltima, y quien llega a la penúltima, ya se sabe, llega allí con las manos sucias, luego de haber manoseado el diario entero, neurótico de actualidad y maldiciendo. El escritor de penúltimas sabe que una vez cerrado el periódico, jamás será abierto de nuevo, y por eso se juega el todo por el todo. Sirva, pues, cada uno de estos textos como prefacio al olvido… Es lo que soy... Un escritor de relámpagos… Maurice Echeverría







Bulla


El vecino de arriba –que no es ningún Oliveira– se ha ganado mi odio vitalicio. Se encuentra remodelando su apartamento, y cuando digo remodelar no digo cambiar esto o aquello, sino tirar paredes y por el estilo. El martirio se ha extendido semanas, amenaza con seguir. Entre el martilleo intolerable y la máquina escandalosa que va liberando fantásticas nubes de polvo, me estoy volviendo loco, y los que viven conmigo ya tienen los nervios hechos una pocilga. El señor ni enterado, pues él no se ha mudado y por ende no vive este tormento, un tanto como aquellos magnates que mandan a poner mineras en países extranjeros o plataformas de petróleo en los océanos de la humanidad y lo teledirigen todo desde una poltrona confortable a mil millas de distancia –sonrisa en rostro, mimosa en mano– mientras todo se viene a pedazos. Me considero un vecino razonable, no una vieja histérica que alega por cualquier cosa, y entiendo bien que algún grado de ruido y molestia es inevitable. Pero este escándalo es ya de subnormales, y por eso andamos con los oídos destruidos, sin contar alergias y otras contrariedades. Si cuento todo esto, es porque me parece que tenemos que ponernos firmes en Guatemala con eso de la polución auditiva, siendo un asunto delicado de salubridad, y son muchos quienes se quejan de los bocinazos, las iglesias, las estridencias de los bares. Que tocan la misma podrida canción una y otra vez, como en una pesadilla infinita, y todos puros mulas cantando hoy estoy aquí, borracho y loco, y mi corazón idiota siempre brillará. Pues yo tu corazón lo voy a poner en una churrasquera y luego me lo voy a hartar, maldito.


(Columna publicada el 6 de septiembre de 2012.)

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Maurice Echeverría (1976) nació en la ciudad de Guatemala. Ha publicado el libro de cuentos "Sala de espera" (Magna Terra, Guatemala, 2001) y "Por lo menos" (Santillana, Punto de Lectura, Guatemala, 2013). Los libros de poesía "Encierro y divagación en tres espacios y un anexo" (Editorial X, 2001) y "Los falsos millonarios" (Catafixia, 2010). Ha publicado la nouvelle "Labios" (Magna Terra, Guatemala, 2003), así como la novela "Diccionario Esotérico" (Norma, Guatemala, 2006). Maurice Echeverría ha colaborado en medios locales como Siglo XXI, El Periódico o Plaza Pública. Algunos de sus textos periodísticos son encontrables en el blog "Las páginas vulgares" (http://www.laspaginasvulgares.blogspot.com/). Como columnista, trabajó activamente para el diario El Quetzalteco, por medio de su columna "La Cueva" (reseñas de cine) y su columna editorial "Los Tarados". Desde el 2002 mantiene su columna "Buscando a Syd", en el diario El Periódico.
 
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