'Buscando a Syd'... El reto ha sido buscar lo poético en lo profano y lo eterno en lo breve, siendo lo breve una columna medio extraviada en la penúltima, y quien llega a la penúltima, ya se sabe, llega allí con las manos sucias, luego de haber manoseado el diario entero, neurótico de actualidad y maldiciendo. El escritor de penúltimas sabe que una vez cerrado el periódico, jamás será abierto de nuevo, y por eso se juega el todo por el todo. Sirva, pues, cada uno de estos textos como prefacio al olvido… Es lo que soy... Un escritor de relámpagos… Maurice Echeverría







Ley y locura


Mi relación con la literatura empezó como una neurosis, en la niñez: la obsesión de reducir la experiencia total del mundo a una frase que fuera una ruta de acción para exactamente cada una de las circunstancias de la vida. Lo que se conoce generalmente como motto, o lema. Mi hemisferio izquierdo tratando desesperadamente de organizar el universo, y reducirlo a una fórmula operativa manejable. La sintaxis como control.

Un impulso hasta cierto punto normal: en cualquier ser humano la gramática funciona como principio ordenador y fundante de ciudadelas semánticas unificadas. El problema es que yo terminé llevando el proceso a registros sinceramente obsesivos.

Por fortuna para mí –o me habría terminado pegando un tiro– otra dimensión del lenguaje vino a rescatarme de tantísima rigidez: la dimensión disolvente del lenguaje. Y es que el idioma no simplemente sujeta: también diluye. No simplemente delimita: también difumina. No simplemente contiene: también libera, expande. Descubrí pues una escritura de hemisferio derecho: una escritura poetizante, imaginante, visual y creativa. Un gran alivio.

Al final, conseguí lo más importante: crear textos en donde participasen simultáneamente ambos universos cerebrales. En general me gustan los autores que proceden con rigor y arquitectura, pero que simultáneamente engendran corrientes de vida, revelación y caos. Procuro que en mi proceso escritural haya por igual ley y locura; simetría e imagen. Está el edificio, y luego está el pájaro estrellándose contra la ventana del edificio. Y eso para mí es literatura.


(Columna publicada el 2 de agosto de 2012.)

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Mi foto
Maurice Echeverría (1976) nació en la ciudad de Guatemala. Ha publicado el libro de cuentos "Sala de espera" (Magna Terra, Guatemala, 2001) y "Por lo menos" (Santillana, Punto de Lectura, Guatemala, 2013). Los libros de poesía "Encierro y divagación en tres espacios y un anexo" (Editorial X, 2001) y "Los falsos millonarios" (Catafixia, 2010). Ha publicado la nouvelle "Labios" (Magna Terra, Guatemala, 2003), así como la novela "Diccionario Esotérico" (Norma, Guatemala, 2006). Maurice Echeverría ha colaborado en medios locales como Siglo XXI, El Periódico o Plaza Pública. Algunos de sus textos periodísticos son encontrables en el blog "Las páginas vulgares" (http://www.laspaginasvulgares.blogspot.com/). Como columnista, trabajó activamente para el diario El Quetzalteco, por medio de su columna "La Cueva" (reseñas de cine) y su columna editorial "Los Tarados". Desde el 2002 mantiene su columna "Buscando a Syd", en el diario El Periódico.
 
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